Corrección bursátil

Una vez que han transcurrido algunos días pensamos que es hora de reflexionar sobre la corrección bursátil, si ésta se[…]

Una vez que han transcurrido algunos días pensamos que es hora de reflexionar sobre la corrección bursátil, si ésta se puede calificar así y no como un cambio de tendencia que implique la aparición de un mercado bajista.

La génesis de la corrección estuvo en un dato de empleo y de subida salarial en EE.UU. que inquietaron a los inversores. Estos temían que la subida de tipos que se espera de la Reserva Federal podría ser más abrupta de lo pronosticado. Recordemos que el consenso de mercado apunta a que los Fed Funds, el tipo de referencia del banco central norteamericano, subirán tres veces, desde el 1,5 por ciento hasta el 2,25 por ciento, en 2017 y otras tres veces hasta el 3 por ciento en 2018.

El consenso de analistas espera que las inflaciones de este año y el que viene estén en el entorno del 2,20 por ciento, lo cual no obligaría a sobreactuar a la Fed. Si buscamos una visión más a largo plazo de esta variable económica, la podemos encontrar en lo que los bancos centrales suelen utilizar como medida de inflación a largo plazo, el forward 5 años del swap 5 años de inflación. Este tipo de operación contempla un lapso temporal de 10 años y responde a motivaciones económicas, ya que suelen negociarse entre bancos de inversión, aseguradoras y fondos de pensiones. Pues bien, esta variable ha pasado en EE.UU. de un mínimo cerca de 1,20 por ciento a principios de 2016 hasta los 2,10 por ciento actuales (este 2,10 por ciento resultaría ser la tasa de inflación esperada con esta transacción). En Europa hemos visto este repunte también desde esos 1,20 por ciento puntos en 2016 hasta los 1,75 por ciento actuales. 

Si las inflaciones se mantienen en esos niveles los bancos centrales no tendrían que actuar más allá de lo esperado y no serían protagonistas de un evento que impactara en mercado y este es nuestro escenario central. 

Nuestro escenario alternativo es que la inflación repunte más de lo esperado por las subidas salariales, así como por las consecuencias de la expansión fiscal esperada por la administración Trump, tanto en el lado de los ingresos (reducción de los impuestos) como en el lado del gasto (infraestructuras, básicamente). Y este escenario alternativo requeriría una actuación más contundente por parte de la Fed a la anteriormente descrita.

A efectos de la bolsa, es importante destacar que la subida de inflación y de los tipos son por la buena razón, porque estamos viendo una mejora del crecimiento económico y, claro que impacta en el IPC, pero mucho más en los beneficios empresariales. 

Por ello, pensamos que esto es más una corrección que un cambio de tendencia. Desde el punto de vista económico, no vemos signos de fin de ciclo global, pese a su madurez, a que este esté maduro. Por otra parte, el repunte de volatilidad obedece a que los mercados de acciones vuelven a recuperar el tono que era normal. La anterior calma en las bolsas no era normal y solo se explica por la decidida actuación de los bancos centrales en momentos de tensión. Lo que ocurre es que la volatilidad ha vuelto para quedarse en los niveles en que estaba antes de que fuera anestesiada por los bancos centrales.

Pese a las correcciones, seguimos teniendo una opinión positiva en los mercados bursátiles, sobre todo por razones relacionadas con el crecimiento económico y su correlativo reflejo en los beneficios empresariales. Es cierto que las valoraciones no son las que nos gustarían, pero esto no solo se puede decir de la bolsa, sino también y muy especialmente de los bonos, donde seguimos siendo pesimistas, salvo en la renta fija emergente en moneda local. 

Algunas décimas de inflación por encima de las previsiones actuales pueden conducir a una actuación algo más intensa por parte de los bancos centrales, pero nuestro escenario alternativo no contempla un desorden de precios que obligue a sobreactuar a las autoridades monetarias de un modo tan intenso que pongan fin al ciclo, sino que haya más subidas de tipos que compriman las valoraciones actuales a niveles más en línea con su media histórica.

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En síntesis, pensamos que estamos ante una corrección en el mercado de acciones y no un cambio de tendencia. Pero sí hay un cambio de régimen porque viviremos con inflaciones, tipos y volatilidades más altas que en los últimos años.

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