Caspilla
Desde que tengo uso de razón me han dicho que soy un ser humano de sexo masculino, y a estas[…]
Desde que tengo uso de razón me han dicho que soy un ser humano de sexo masculino, y a estas alturas mucho me temo que en efecto debe ser así. Las evidencias glandulares, el timbre de voz, la nuez en el cuello, la barba que me obliga a la plomada de la Gillette matinal, los calzoncillos, el pelo que ralea... todo me indica que, en efecto, soy un gachó. Sin embargo, y en la TVE plural y progresista se van a sorprender, resulta que sé atarme los cordones de los zapatos, hacer la piltra, enchufar y pasar la aspiradora, poner la lavadora, darle al estropajo y al Fairy... Todas estas acciones soy capaz de hacerlas absolutamente solo, para pasmo de TVE. Pero hay más actividades que logro llevar a cabo de manera autónoma: cocino, hago la compra, conduzco y puedo colgar un cuadro, subir y bajar las persianas de casa y arrancar el Netflix. En resumen, logro acometer cada una de las misiones hogareñas que afronta sin mayor problema cualquier ser humano normal, sea hombre o mujer. En el año 18 del siglo XXI tira a rancio considerar que hay tareas específicas de ellas y de ellos. Las mujeres efectúan todas las actividades y profesionales y domésticas que desarrollamos los hombres, y también viceversa.
