Caspilla

Desde que tengo uso de razón me han dicho que soy un ser humano de sexo masculino, y a estas[…]

Desde que tengo uso de razón me han dicho que soy un ser humano de sexo masculino, y a estas alturas mucho me temo que en efecto debe ser así. Las evidencias glandulares, el timbre de voz, la nuez en el cuello, la barba que me obliga a la plomada de la Gillette matinal, los calzoncillos, el pelo que ralea... todo me indica que, en efecto, soy un gachó. Sin embargo, y en la TVE plural y progresista se van a sorprender, resulta que sé atarme los cordones de los zapatos, hacer la piltra, enchufar y pasar la aspiradora, poner la lavadora, darle al estropajo y al Fairy... Todas estas acciones soy capaz de hacerlas absolutamente solo, para pasmo de TVE. Pero hay más actividades que logro llevar a cabo de manera autónoma: cocino, hago la compra, conduzco y puedo colgar un cuadro, subir y bajar las persianas de casa y arrancar el Netflix. En resumen, logro acometer cada una de las misiones hogareñas que afronta sin mayor problema cualquier ser humano normal, sea hombre o mujer. En el año 18 del siglo XXI tira a rancio considerar que hay tareas específicas de ellas y de ellos. Las mujeres efectúan todas las actividades y profesionales y domésticas que desarrollamos los hombres, y también viceversa.

Más información

En portada
Crediticio ayuda con el control de las finanzas

Cada vez más personas en España están descubriendo que la independencia financiera no depende solo de cuánto se gana, sino de cómo se gestiona. Para muchas mujeres, alcanzar estabilidad económica implica romper con la dependencia, los juicios y las barreras del sistema tradicional. En ese camino, Crediticio se ha convertido en una herramienta clave: una plataforma que combina tecnología, acompañamiento humano y educación financiera para ayudar a tomar las riendas de la vida económica con confianza

Publicidad
Noticias de