'Bankeros': Doblemente apaleados

La escabechina que sufrieron ayer los inversores de Bankia se podría haber evitado. Habría bastado con suspender la cotización cuando se dieron circunstancias bizarras. 

La escabechina que sufrieron ayer los inversores de Bankia se podría haber evitado. Habría bastado con suspender la cotización cuando se dieron circunstancias bizarras que mostraron un PER de 3.000 veces o colocaban a la entidad nacionalizada como uno de los bancos con más capitalización de toda Europa. Pero la CNMV ha decidido dejar que el mercado opere libremente, una decisión al menos cuestionable y que el propio regulador de los mercados se verá obligado a investigar ahora que el daño ya está hecho.

Bankia lleva ya mucho tiempo siendo una 'rara avis' del parqué, un valor envuelto en multitud de complejas operaciones solo aptas para profesionales. Ampliaciones de capital, canjes, 'contrasplits'...toda una colección de ingeniería financiera para las que los 'bankeros' a la fuerza no están preparados, como ha quedado bien demostrado.

Si para un ahorrador atrapado en participaciones preferentes resulta de por sí muy doloroso dar el salto al parqué por imperativo legal, todavía es más sangrante ver como la forzada compensación a cambio de estas inversiones de alto riesgo se ve reducida a la mitad en apenas unas horas. Y sin posibilidad de reacción. Es lo que ha sucedido.

La operativa de ventas en corto seguida por las manos fuertes del mercado antes de tener las acciones, aprovechando el resquicio legal de tres días para comunicar la operación, demuestra que no todos los participantes en el mercado tienen la misma información. O dicho de otra forma. El mercado es ineficiente. Se podría justificar que no hubiera habido suspensión en caso de suponer que todos los accionistas de Bankia tuviesen el mismo perfil. Esto es, un inversor de renta variable que sabe lo que se cuece en el parqué. O en su defecto, tiene quien le asesore o se lo explique.

Lo que no tiene ningún pase es que ahorradores de preferentes convertidos en accionistas sufran los vaivenes del mercado por una circunstancia que no han buscado. Se vieron perjudicados entonces y se han vuelto a ver dañados ahora. Doblemente perjudicados, en definitiva. Y la CNMV lo podría haber evitado. Parafraseando a Geoge Orwell en 'Rebelión en la granja' podríamos decir que los mercados somos todos, pero unos son más mercados que otros.

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