Para alcanzar las cero emisiones netas, pensemos en descarbonizar activamente

Los inversores deben alentar a las empresas que produzcan una baja huella de carbón

Invertir en empresas con una baja huella de carbono tiene un efecto limitado en la descarbonización. Sin embargo, la inversión en tecnologías que aceleren la reducción de las emisiones de CO2 facilitará una descarbonización con el máximo impacto para la sociedad, explica Velislava Dimitrova, gestora del fondo de inversión Fidelity Funds Sustainable Climate Solutions Fund

Como puso de relieve la reciente reunión del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC), si no recortamos drásticamente las emisiones de CO2, el calentamiento global sobrepasará el umbral crítico de 2ºC planteado por el Acuerdo de París. 

¿Y los inversores, cómo pueden facilitar la descarbonización? Pues mediante el diálogo activo con las empresas en las que invierten y la asignación del capital. Muchos inversores están canalizando capital hacia empresas con bajas emisiones de alcance 1 (emisiones directas producidas por quema de combustibles por parte del emisor) o 2 (emisiones indirectas generadas por la electricidad consumida y comprada por el emisor) o hacia empresas que se benefician de la transición climática.

Sin embargo, estas compañías contribuyen poco a la reducción de las emisiones de CO2 del conjunto de la sociedad. Por el contrario, la inversión en tecnologías que aceleren la reducción de las emisiones facilitará una descarbonización con el máximo impacto para la sociedad. 

Los límites de la huella de carbono 

La huella de carbono de una empresa es un indicador incompleto porque no recoge el impacto positivo de sus productos a la hora de reducir las emisiones de CO2. Es decir, la huella de carbono deja de lado el impacto social que tienen los productos de las empresas en la descarbonización del planeta.

Sin embargo, muchas empresas que ofrecen soluciones contra el cambio climático ayudan a prevenir más emisiones de CO2 de las que generan. Centrarnos exclusivamente en su huella de carbono pasaría por alto el impacto que tienen en la descarbonización de la sociedad. 

Tomemos como ejemplo a Wuxi Lead Intelligent Equipment, que fabrica baterías para vehículos eléctricos. Nuestro análisis pone de relieve que la reducción de las emisiones de CO2 que se consigue con la adopción de los coches que utilizan baterías de Wuxi compensa considerablemente las emisiones totales que genera la compañía.

La disminución de CO2 se calcula multiplicando el número de vehículos eléctricos fabricados usando las baterías de Wuxi por la diferencia entre las emisiones anualizadas de un vehículo eléctrico y uno de combustión interna a lo largo de su ciclo de vida sobre la base del mix actual de generación mundial. 

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Otro ejemplo lo encontramos en Kingspan, fabricante líder de productos para el aislamiento de edificios que, al reducir el consumo de energía, contribuyen a la descarbonización. En este caso, la disminución de CO2 se calcula suponiendo que la energía ahorrada por los productos aislantes de la compañía evita una producción energética equivalente a partir de combustibles fósiles. Es decir, se multiplica un factor de emisiones (CO2 G/KwH) por la energía total ahorrada al año gracias a los aislantes fabricados por Kingspan. 

Un enfoque activo y responsable 

Evitar las empresas y sectores que generan altas emisiones de CO2 no es la respuesta. Las empresas que invierten en tecnologías de bajas emisiones serán las que proporcionen soluciones para descarbonizar nuestras vidas. Por eso, los inversores deben alentar la adopción de mejores prácticas en materia de reducción de emisiones. 

En nuestra opinión, votar en las juntas generales es una responsabilidad fundamental como accionistas. El objetivo debe ser fomentar la descarbonización de las empresas participadas poniendo en marcha estructuras de gobierno corporativo relacionadas con el cambio climático y promoviendo la adopción de soluciones con bajas emisiones. 

Alcanzar las cero emisiones netas en 2050 solo se conseguirá invirtiendo en soluciones y tecnologías que contribuyan a acelerar la descarbonización en toda la cadena de valor, frente a invertir en empresas con una baja huella de carbono, pero con un impacto mínimo. 

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