El Gobierno brasileño califica como un "fracaso" la huelga

La huelga nacional convocada hoy por las centrales sindicales brasileñas contra las reformas impulsadas por el Gobierno del presidente Michel[…]

La huelga nacional convocada hoy por las centrales sindicales brasileñas contra las reformas impulsadas por el Gobierno del presidente Michel Temer fueron un "fracaso" y la movilización fue "insignificante", según la evaluación del ministro de Justicia, Osmar Serraglio.

Las manifestaciones "fueron insignificantes y no tuvieron la expresión que se imaginaba que tendrían", aseguró el ministro, el único miembro del Gabinete que ha evaluado hasta ahora la huelga nacional, en declaraciones que concedió a periodistas en una visita en la tarde de este viernes a la ciudad de Londrina.

De acuerdo con Serraglio, cuando los sindicatos percibieron que los resultados del paro no serían los imaginados, "forzaron" situaciones caóticas con actos violentos en algunas manifestaciones y bloqueos de vías.

"Vimos provocaciones en algunos lugares y bloqueos en otros, pero aquellas movilizaciones que se esperaban de millones no ocurrieron", aseguró.

La huelga fue convocada contra una serie de reformas impulsadas por el Gobierno de Temer y en especial contra una que modifica el régimen de pensiones y jubilación, y propone aumentar la edad para acceder a esos beneficios.

Igualmente fue convocada contra la reforma laboral, ya aprobada en primera instancia en la Cámara de Diputados, que reduce los costos de contratación de mano de obra y elimina la contribución obligatoria a los sindicatos que es descontada anualmente de los salarios de todos los trabajadores.

Según el ministro, el motivo de la huelga fue precisamente la negativa de los sindicatos a renunciar a estos recursos.

"Fue más una huelga de los sindicalistas, de las centrales, preocupadas con las decisiones de esa semana del Congreso, que les están quitando recursos billonarios. Esas organizaciones (los miles de sindicatos de Brasil) existen porque se alimentan de un recurso que no corresponde a sus esfuerzos", aseguró.

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Serraglio defendió el derecho de los trabajadores a protestar y a realizar huelga pero criticó las paralizaciones que perjudicaron a personas que no querían participar en el paro.

Ello debido a que en varias ciudades hubo significativa adhesión de los trabajadores del transporte público en la huelga y muchas personas no consiguieron llegar a sus puestos de trabajo por falta de autobuses, trenes y metro.

"Miles de personas fueron obstruidas por 15, 20, 50 huelguistas. Las personas querían ir a trabajar y fueron obstruidas dijo".

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Las centrales sindicales organizaron manifestaciones en la mayoría de las capitales regionales del país y consiguieron paralizar algunos servicios públicos, como transporte y educación, pero el comercio y la industria operaron normalmente en gran parte del país.

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