El 71,5% de navarros ocupados, con cambio significativo en empleo desde 2012

El 71,5 % de la población ocupada en Navarra ha experimentado desde que en 2012 entró en vigor la última[…]

El 71,5 % de la población ocupada en Navarra ha experimentado desde que en 2012 entró en vigor la última Reforma Laboral algún cambio significativo en su empleo, habitualmente negativo, ya sea en salario, modalidad de contrato, carga de trabajo, jornada, horarios o cualificación del puesto.

Así lo revela el estudio "Las transformaciones del Empleo en Navarra" elaborado por el Gabinete de Estudios de CCOO-INAFRE para el Servicio Navarro de Empleo y basado en 806 encuestas realizadas a trabajadores, cuyos resultados "confirman y cuantifican" el impacto de la crisis sobre la calidad del empleo.

En términos generales, el estudio alerta de "una mayor precarización en la relación contractual, una importante devaluación salarial y un significativo empeoramiento de las condiciones de trabajo".

Así, el 71,5 % de la población ocupada actualmente en Navarra ha experimentado algún cambio significativo en su empleo desde 2012, y de ellos, el 24,2 % manifiesta haber cambiado de empresa, en sintonía con los elevados índices de rotación que muestra el mercado de trabajo en los últimos años.

Desde el punto de vista de la calidad del empleo, la encuesta detecta importantes cambios en términos de carga de trabajo (73 % de los encuestados), salarios (66 %) y duración de la jornada laboral (36,5 %).

El 41,2 % de la población trabajadora que ha experimentado cambios en su empleo afirma que su salario es peor, frente al 34 % que dice ser igual y el 24,9 % que afirma que ha mejorado.

A su vez, uno de cada dos encuestados destaca que la carga de trabajo ha empeorado, frente al 27,3 % que dice ser igual o el 23,2 % que afirma que ha mejorado; en relación a la duración de la jornada, el 19,3 % destaca que ha empeorado, mientras que el 17,2 % dice que ha mejorado.

El estudio pone de manifiesto otras realidades que redundan en la idea de empeoramiento de las condiciones de trabajo, ya que el 33,5% de la población encuestada que tenía un contrato indefinido y ha percibido un cambio en términos de estabilidad desde el año 2012, trabaja actualmente en la modalidad de contrato temporal.

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Asimismo, el 33,5 % de la población encuestada que tenía una jornada completa y ha percibido un cambio en términos de duración de la jornada, trabaja actualmente a jornada parcial.

Las mismas fuentes señalan que de ellos, el 70,8 % afirma no haber podido encontrar un empleo a jornada completa, poniendo de relieve el peso de la involuntariedad de las jornadas parciales.

De la encuesta también se deduce que el 51,4 % de la población encuestada que tenía un horario convencional y ha percibido un cambio en términos de distribución de los horarios desde el año 2012, trabaja actualmente en la modalidad de horarios anómalos.

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Asimismo el 54,2 % de la población encuestada que antes de 2012 percibía un salario mensual inferior a los 1.000 euros y que ha percibido un cambio en relación a esta cuestión, no ha conseguido percibir un salario superior a dicha cifra.

Por su parte, el 34,8 % de la población que ha experimentado algún cambio en términos de carga de trabajo realiza ahora tareas que antes realizaban otras personas en puestos similares.

El estudio analiza también el contexto en el que se produce el proceso de precarización laboral a través del análisis de fuentes secundarias (EPA, paro registrado y afiliación a la Seguridad Social).

En términos cuantitativos, Navarra tiene en 2015 a 125.600 personas en situación de precariedad, entendido como la suma de las personas que están en desempleo, más las personas que tienen un contrato temporal, más las que tienen una jornada parcial.

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En apenas 7 años, la proporción de personas en situación de precariedad laboral en Navarra ha crecido un 23,5 %, de forma que ha pasado de tener una proporción de precariedad sobre la población activa del 32,8 % en 2008 al 40,6 % en 2015.

El estudio sitúa diferentes claves para entender el incremento de la precariedad laboral, como la "terciarización" del tejido productivo y el empleo, el incremento de la inestabilidad del empleo, el incremento de la jornada parcial con un claro sesgo de género y la devaluación salarial.

Además, el informe recoge una serie de recomendaciones y propuestas para mejorar la situación de la calidad en el empleo, como la remodelación del marco institucional y legislativo en relación con el trabajo; el refuerzo de los sistemas de protección por desempleo; o la necesaria mejora de las condiciones ligadas al empleo con jornada parcial.

La política de apoyo y fortalecimiento de la PYMES; potenciar la seguridad del empleo, y una mayor relación entre el mundo de la empresa y las universidades, son tras de las recomendaciones que hace CCOO con base al informe.

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