Túnez declara la guerra a las imitaciones chinas
El ministro tunecino de Turismo y Artesanía, René Trabelsi, ha subrayado la necesidad de "destruir" las falsificaciones de los productos[…]
El ministro tunecino de Turismo y Artesanía, René Trabelsi, ha subrayado la necesidad de "destruir" las falsificaciones de los productos artesanales tunecinos fabricados en China.
"Estos productos provienen del contrabando y si esta situación continua así el sector desaparecerá en pocos años", recalcó el ministro, quien desde su nombramiento el pasado noviembre lidera una campaña contra las imitaciones chinas, según informa este miércoles la prensa local.
Un mes antes de su designación, y en una entrevista a la agencia estatal TAP, Trabelsi ya había sugerido aumentar los impuestos a las imitaciones para "preservar" la artesanía local, siempre que respeten el circuito legal de venta.
Tambien ha defendido la necesidad de emprender una amplia campaña a nivel nacional para sensibilizar a los comerciantes del sector turístico e implicarles en la lucha contra el fenómeno, que en unos pocos años ha cambiado los escaparates de los zocos.
Trabelsi considera que se trata de "competencia desleal", ya que los costes de producción en China y Turquía son menores debido a las condiciones laborales.
Asimismo insiste en que se debe defender la auténtica "marca Túnez", en particular en aquellos productos propios y únicos como la chechia o gorro de lana peinada de estilo tunecino; la jebba o traje tradicional o el sefsari, el velo blanco con el que algunas mujeres disimulan el cuerpo y el rostro.
El turismo tunecino, uno de los pilares de su frágil economía desde tiempos de la dictadura, ha comenzado a recuperarse de la abrupta caída que sufrió a causa de los tres atentados yihadistas de 2015, que segaron la vida de 72 personas, 60 de ellas visitantes extranjeros.
La recuperación de los niveles previos a la caída en 2011 de la dictadura de Zinedin el Abdin Ben Ali se basa en la explotación del turismo de sol y playa y de la llegada masiva de argelinos, rusos y chinos, que han sustituido al tradicional turismo europeo.
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