Sería una locura comprar pizza con bitcoin

Hace poco más de cuatro años, Coupa Café, un establecimiento especializado en café caramel-macchiato de Palo Alto, empezó a aceptar[…]

Hace poco más de cuatro años, Coupa Café, un establecimiento especializado en café caramel-macchiato de Palo Alto, empezó a aceptar bitcoin. Esto ocurría poco antes del primer empujón que llevó la cotización de la criptodivisa de los 100 dólares a más de 1.000 en poco tiempo. Por aquel entonces, pagaban la cuenta con bitcoin dos o tres clientes cada semana, afirma la copropietaria Camelia Coupal. A día de hoy, ese número no ha cambiado. «Realmente es una parte mínima de nuestras ventas. Para nuestros clientes, es algo anecdótico», afirma. 

Es lo que ha ocurrido con el bitcoin este último año: la criptodivisa ha supuesto fortunas para los especuladores, pero, por esa y otras razones, no ha sido de gran utilidad como medio de pago. Salvo en países como Venezuela, donde la inflación hace que la divisa local tenga aún más volatilidad que el precio del bitcoin, su uso en operaciones online es prácticamente cero y cada vez menos, según Morgan Stanley. Cuando los comercios Coupal empezaron a aceptar bitcoin, sus defensores predijeron que acabaría sustituyendo al dinero. Pero el tiempo no les ha dado la razón. «El valor del bitcoin realmente se basa en su utilidad como medio de pago en operaciones», afirma Jacob Leshno, profesor asistente en la Escuela de Negocios de Columbia. «Si le quitamos ese elemento, no nos queda más que un valor burbuja». 

En 2017, el valor del bitcoin aumentó desde los 1.000 dólares hasta nada menos que 19.000, con cambios frecuentes de miles de dólares en un solo día. Ciertos gobiernos, como China y Japón, han endurecido la regulación de las operaciones con criptodivisas, y China ha cerrado sus mercados. La popularidad del bitcoin también ha ralentizado mucho su red y ha disparado los costes de las comisiones. A finales de diciembre, los vendedores tuvieron que elegir entre esperar unas horas y a veces incluso días para realizar sus operaciones o pagar una comisión media de 55 dólares para saltarse la cola. (A mediados de 2016 dichas comisiones marcaron un máximo de 15 centavos de dólar). Esto ha hecho que el bitcoin resulte inútil para las operaciones diarias, como pagar 3 dólares por un café. 

La red del bitcoin tiene ocho años y es «una auténtica porquería», afirma John Quinn, cofundador de Storj Labs Inc., cuya docena de empleados trabajaron durante dos meses en jornadas de 12 horas el mes pasado para pasar su start-up de almacenamiento de datos de bitcoin a ethereum, la criptodivisa rival. Esta divisa que lleva dos años en el mercado tiene sus propios problemas, como el aumento de las comisiones por operación, pero se ha convertido en la primera opción para la mayoría de start-ups que quieren emplear los conocidos como contratos inteligentes o ganar dinero con la oferta inicial de divisa; una actividad que generó 4.000 millones de dólares en 2017. Mientras que ethereum ha añadido múltiples características y usos, el bitcoin sigue siendo igual, dice Lucas Nuzzi, analista senior en Digital Asset Research.

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Las limitaciones del bitcoin se están convirtiendo en un problema importante a medida que los bancos y otras entidades importantes crean sus propias redes similares. «Esperamos que el coste se mantenga por debajo de 1 centavo de dólar», afirma Richard Brown, responsable tecnológico del consorcio industrial R3, que está ayudando a las compañías a crear dichas redes. Completar una operación, afirma, «se ejecuta a la velocidad de la luz; como mucho, tarda unos segundos». 

Arenas movedizas

Algunos desarrolladores de bitcoin están intentando ajustar el software de la red para agilizar las operaciones, pero los desacuerdos sobre la forma de hacerlo han llevado a varios grupos a separarse y crear sus propias redes más pequeñas. «Las start-ups tienen que saber que están construyendo una casa sobre arenas movedizas», afirma Michael Dunworth, CEO de Wyre Inc., un servicio de pago internacional que utiliza la red del bitcoin. 

Teniendo en cuenta que no se van a emitir más de 21 millones de bitcoins, cabe pensar que la divisa simplemente esté dejando de ser una red operativa para convertirse en oro digital. Los defensores más antiguos opinan distinto. «Al final, es el uso del bitcoin a nivel comercial lo que marcará el precio y su aplicación», afirma Roger Ver, el defensor de la criptodivisa conocido como Jesús Bitcoin, que gastó bitcoin el año pasado para cubrir los salarios de su start-up de 60 empleados y reservar hoteles en Expedia. Se ha convertido en el campeón del «bitcoin en efectivo»; una criptodivisa que se está investigando por operaciones internas, tras su fragmentación el verano pasado. 

En la corriente actual, Roger Ver es la excepción. «Nadie está gastando bitcoin», afirma Iqbal Gandham, director general de EToro Ltd. «Podría ser la porción de pizza más cara de la historia».

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