Revisando las pensiones

Para fomentar el ahorro, EE.UU. ofrece exenciones fiscales. Pero existen otras formas de ayudar a llenar la hucha para la jubilación

En abril, saltaron brevemente las alarmas, en un mundo en el que la gente no pierde de vista los planes de pensiones del sistema 401(k). Según el Wall Street Journal, Gary Cohn, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, debatió con los senadores sobre la posibilidad de reducir la exención fiscal que reciben los ahorradores estadounidenses por el dinero que ingresan en sus planes de pensiones del trabajo, a la vez que se aplican exenciones sobre las ganancias y las retiradas de dinero. Poco después, la administración Trump afirmó que no preveía cambiar el sistema 401(k) en su búsqueda de formas de aplicar los recortes fiscales prometidos.

El debate sirvió para recordar que los planes de pensiones son en gran medida producto del código fiscal de EE.UU. Esto nos lleva a plantearnos si, en un momento dado, los incentivos fiscales son de verdad la mejor forma de fomentar el ahorro para la jubilación. Diseñar planes de pensiones que resulten sencillos para la mayoría de la gente podría tener exactamente el mismo efecto. 

«Las exenciones fiscales juegan un papel fundamental en nuestro sistema de jubilaciones, y el dinero que ahorramos está aumentando mucho, particularmente a medida que la generación del baby boom se acerca a la edad de jubilación», afirma John Friedman, profesor asociado de economía en la Universidad Brown. Con «el dinero que ahorramos», se refiere a los ingresos fiscales que dejan de percibirse. En lo que respecta a los planes del sistema 401(k) y otros sistemas similares para trabajadores por cuenta ajena, el gasto supone más de 100.000 millones de dólares al año.

El público que es más probable que responda a las exenciones fiscales, afirma Friedman, son los «ahorradores activos», que piensa mucho en sus ahorros y en qué destinarlos. Esta gente suele aprovechar las exenciones fiscales no tanto para ahorrar más, sino para retirar dinero que podrían destinar a cuentas de corretaje sujetas a impuestos y destinarlo a planes de pensiones 401(k), afirma. Friedman estima que los ahorradores activos suponen entre el 15 y el 20 por ciento de todos los ahorradores. 

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Las exenciones suelen beneficiar a los trabajadores con rentas más altas, que se pueden permitir ahorrar más para su jubilación y que pagan más impuestos sobre la renta, afirma Christopher Howard, profesor de políticas públicas y gubernamentales de la Universidad William & Mary. Eso no significa que los ahorradores con rentas más altas no puedan recibir algún tipo de ayuda, afirma Olivia Mitchell, profesora de la Wharton School de la Universidad de Pennsylvania. Las prestaciones de la Seguridad Social sustituyen a una cuota reducida de ingresos antes de impuestos para las rentas más altas, por lo que tienen que ahorrar más para no tener que apretarse el cinturón al jubilarse. 

Camino por recorrer

Con todo, si el objetivo de las políticas de pensiones es aumentar el número de estadounidenses que ahorran, aún queda mucho camino por recorrer. Cerca de la mitad de los hogares con personas de 55 años o más no cuentan con ahorros para la jubilación, según la Oficina de Cuentas del Gobierno de EE.UU. Tener acceso a planes de pensiones en el puesto de trabajo incrementa significativamente las probabilidades de ahorrar, y las exenciones fiscales animan a las empresas a instaurarlos, ya que los demandan los empleados con rentas más altas. Pero una vez implantado el sistema 401(k), lo que atrae a la gente es un diseño inteligente. Menos del 40 por ciento de las empresas inscriben automáticamente a sus empleados en planes. Por su propia cuenta, cerca de la mitad de los trabajadores contratan planes. De esta forma, los trabajadores por cuenta ajena pueden decidir abandonar, pero lo cierto es que cerca del 90 por ciento de los mismos, se mantienen fieles. No obstante, la cuota más habitual de contribución de los trabajadores no suele superar el 3 por ciento del salario. Entre los ahorros de los trabajadores y las contribuciones de la empresa, debería alcanzar el 15 por ciento, afirma David Blanchett, responsable de investigaciones sobre pensiones de Morningstar Inc. 

Solo una tercera parte de los trabajadores ahorran en planes del Sistema 401 (k) o similares, en parte porque muchos no tienen acceso. Las cuentas de jubilación individuales más tradicionales, que se crearon en un primer momento para ayudar a los trabajadores que no contaban con planes de pensiones en sus empresas, se emplean principalmente por parte de gente que reinvierte activos sujetos al sistema 401 (k) tras su vencimiento al dejar un trabajo, afirma Alicia Munnel, directora del Centro para la Investigación de las Pensiones de la Universidad de Boston. Este tipo de reinversión supone cerca del 87 por ciento del dinero nuevo que entra en las cuentas de jubilación individuales cada año.

Las cuentas de jubilación individuales no son muy efectivas desde el punto de vista del ahorro, porque no reciben ese empujón extra del departamento de recursos humanos. En lo que se refiere al ahorro «la parte más importante corresponde a la deducción sobre los salarios y el autoempleo», afirma Munnel. El tratamiento fiscal favorable que reciben estas cuentas les confiere un efecto halo que subraya la importancia del ahorro para la jubilación. Varios Estados, como California e Illinois, han dado ya pasos para crear cuentas de jubilación individuales automáticas. Las empresas ofrecerían su propio plan o inscribirían automáticamente a los empleados en planes gubernamentales. El Congreso ha votado derogar una normativa que facilitaría a los Estados ofrecer este tipo de planes; aunque estos siguen contando con ello.
sin suspender el ahorro

Hay quienes, como Friedman, de la Universidad Brown, abogan por una cuenta de ahorro para la jubilación nacional, trasladable para poder llevarla consigo de un puesto a otro, garantizándose así que no se suspende su ahorro, o peor aún, que no tienen que sacar el dinero de la cuenta al cambiar de trabajo. Los planes se financiarían con deducciones salariales y se administrarían por parte de compañías de servicios financieros.

Aunque Washington no haga nada directamente para modificar el sistema 401 (k), los posibles cambios del código fiscal podrían afectar a la forma de ahorrar de la gente. La mayoría de medidas previstas en el sistema 401 (k) ofrecen exenciones fiscales por anticipado (no se pagan impuestos hasta que se retira el dinero), pero muchas compañías ofrecen cuentas Roth 401 (k), que permiten a los ahorradores pagar los impuestos al principio y evitarlos después. Si caen los tipos fiscales, este tipo de cuentas podrían resultar aún más atractivas para algunos, afirma Brigitte Madrian, profesora de la Escuela Kennedy de Harvard. En primer lugar, los impuestos pagados ahora serán más reducidos. Y si los recortes fiscales no llegan de la mano de recortes en el gasto y aumenta el déficit, es muy probable que los tipos fiscales acaben subiendo, lo que incrementaría el valor del capital libre de impuestos. Para aquellos capaces de ahorrarlo, claro.

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