Los inversores en acciones hacen nerviosos sus cálculos
Los precios de las acciones captan la atención de algunos fondos de cobertura
Los mercados suelen sufrir turbulencias. Las acciones de EE.UU. marcaban máximos récord a finales de abril, con el índice Nasdaq Composite en el umbral de los 6.000 puntos por primera vez el 25 de abril, a la vez que un pequeño grupo de inversores influyentes advertía de que las valoraciones de la renta variable están altas.
Paul Tudor Jones, director del fondo de cobertura Tudor Investment¸ que gestiona 10.000 millones de dólares, participó en abril en unas conferencias a puerta de cerrada de Goldman Sachs Asset Management. Según los asistentes, Tudor apuntó al valor de las bolsas respecto del volumen de la economía estadounidense. Desde esa perspectiva, las acciones están más caras que nunca desde el año 2000, justo antes de que el Nasdaq se desplomara un 75 por ciento. Según él, esta es una situación que debería dar mucho miedo a la Reserva Federal.
Jones no predijo cuándo podría producirse un vuelco en el mercado, ni la posible magnitud del mismo. Incluso admitió que las acciones de EE.UU. podrían subir más si la nacionalista francesa Marine Le Pen pierde las elecciones del 7 de mayo, como se espera. Históricamente, los periodos de picos en las bolsas se asocian a retornos a largo plazo más bajos, pero los precios pueden mantenerse altos durante años. En esta subida que llevamos ocho años viviendo, muchos gestores han obtenido peores resultados que el mercado o incluso pérdidas, por apostar por las caídas.
Los bonos siguen arrojando unos rendimientos históricamente bajos (solo el 2,3 por ciento para los bonos del Tesoro a 10 años el pasado 25 de abril), de modo que pese a su precio, las acciones siguen siendo una alternativa racional para muchos inversores. Pero la ansiedad por los precios cada vez se deja notar más. El índice S&P500 está cotizando a 22 veces los beneficios, el nivel más alto en casi una década, con el empujón de optimismo tras las elecciones.
Los gestores de patrimonio más pesimistas tienen a su propio pájaro de mal agüero. Seth Klarman, que dirige Baupost Group, un fondo valorado en 30.000 millones de dólares, que afirmó en una carta reciente que los empleados de las empresas estaban vendiendo
acciones de sus propias compañías. Para él, esta es «una señal de que aquellos que mejor conocen sus propias empresas consideran que los precios han llegado a su nivel máximo o incluso se han pasado de frenada» .
Las ventas por parte de los empleados de las compañías han superado a las compras por parte de los mismos en 38.000 millones de dólares en el primer trimestre, el nivel más alto desde 2013, según el Washington Service, un proveedor de datos y análisis sobre operaciones bursátiles de empleados de compañías. Klarman también afirma que el dinero que prestan los brokers a sus clientes para comprar acciones, o margin debt, marcó un record histórico en 528.000 millones de dólares en febrero, una señal para algunos de que el entusiasmo por las acciones podría estar llegando a su fin. Baupost vendió más de lo que compró en el primer trimestre, según dicha carta.
Subida de tipos
Otro gestor de un fondo de cobertura valorado en miles de millones de dólares, que ha preferido mantener el anonimato, apuntó al riesgo de las subidas de los tipos de interés. Esto supondría que menos compañías podrán acceder al crédito para distribuir dividendos y recomprar acciones. Cerca del 30 por ciento de la subida en el S&P 500 desde el tercer trimestre de 2009 hasta el final del año pasado vino de la mano de estas recompras, según Bloomberg Intelligence. Este gestor afirma que se está posicionando en corto en el mercado, apostando por caídas, y que espera una corrección de hasta un 10 por ciento en la renta variable de EE.UU. este año.
El multimillonario Leon Cooperman, históricamente alcista en acciones, escribió el pasado 7 de abril a sus inversores de Omega Advisors Inc. que considera que las acciones de EE.UU. podrían mantenerse hasta agosto o septiembre, en parte por la merma de confianza en la denominada tasa de reflación Trump. Con todo, las acciones cerrarán el año moderadamente altas, según escribieron él y su vicepresidente Steven Einhorn en una carta.
Al preguntarle sobre los comentarios de Jones, El vicepresidente de la Fed Stanley Fischer declaró a la CNBC que «hay un montón de cosas que me dan miedo, pero una volatilidad en las bolsas del nivel que llevamos viendo en los dos últimos años no es una de ellas». No habló expresamente de precios pero dijo que el banco central no perdería de vista la volatilidad.
En su conferencia de Goldman, Jones apuntó a una posible causa para una retirada del mercado: los fondos con estrategias de paridad de riesgo. Estos fondos asignan capital a diferentes categorías de activos según su volatilidad, y destinan menos a aquellos precios que experimentan movimientos más bruscos. Como la volatilidad de las acciones ha sido escasa últimamente, los fondos han optado por salirse de la renta variable. Si las acciones caen de golpe, los gestores de fondos de paridad de riesgo podrían verse forzados a vender rápidamente para mantenerse fieles a su estrategia, fomentando así la caída. Según Jones, «estas estrategias de paridad de riesgo acelerarán las caídas».
Los gestores de AQR Capital Manage¬ment LLC, un gigante en el ámbito de la estrategia de paridad de riesgo, afirman que esta preocupación es exagerada. «Existen escenarios en los que los fondos de paridad de riesgo venden renta variable, pero los posibles efectos de estas ventas son muy reducidos», afirma Michael Mendelson, gestor de la cartera de AQR. Denis Chaves, analista cuantitativo de renta variable en Vanguard Group Inc., una compañía que no ofrece fondos de paridad de riesgo, afirma que muchos fondos de este tipo cuentan con estrategias a largo plazo y no se replantearían su cartera por movimientos a corto plazo. Y en una caída, la volatilidad en otros activos debería suponer una señal de compensación.
Pero Andrew Lo, profesor en la Escuela de Negocios MIT Sloan, afirma que la paridad riesgo forma parte de un mercado que cada vez es más complejo e interrelacionado. Además de las estrategias de paridad riesgo, están los fondos de operaciones de alta frecuencia, de trading con algoritmos y cada vez con más frecuencia, los fondos que cotizan en bolsa. «Ahora compartimos más posiciones en común», afirma. «Por lo que todos vivimos el mismo escenario; lo que quiere decir que es posible que todos busquemos la salida a la vez».