Legalizar un coche europeo en Portugal, un proceso costoso muy cuestionado
Legalizar un vehículo de otro Estado miembro en Portugal es un proceso complicado y costoso que durante años ha sido[…]
Legalizar un vehículo de otro Estado miembro en Portugal es un proceso complicado y costoso que durante años ha sido foco de polémica, avivada después de que el Tribunal de Justicia de la UE dictase que uno de los impuestos a pagar vulnera la libre circulación de mercancías.
No son pocos los europeos que se mudan a Portugal y deciden llevarse su propio coche, una elección muy común especialmente entre los españoles debido a la cercanía con su país natal y a la facilidad de cruzar la frontera por carretera.
La normativa europea obliga a matricular el automóvil en el país de destino cuando los usuarios tienen previsto permanecer allí durante un periodo superior a 6 meses, así como a pagar todos los impuestos y tasas que se aplican en la legislación nacional.
En Portugal, el proceso puede demorarse meses y no es sencillo: es necesario pasar una inspección técnica, homologar el vehículo en el Instituto de Movilidad y Transportes, conseguir una declaración en la aduana y abonar varios impuestos, entre otros trámites.
"Es complicado. Toda la burocracia en Portugal es muy lenta y difícil. Creo que no merece la pena matricularlo, a no ser que quieras quedarte en Portugal para siempre y pienses tener ese coche durante mucho tiempo", explicó a Efe Jorge, un español que vive en Lisboa desde hace 18 meses y que ha pasado por todo el proceso.
Dependiendo del modelo y de la antigüedad, en ocasiones la suma de todos los costes de la rematriculación termina por superar el valor real del coche, lo que provoca que algunos ciudadanos desistan y decidan dejar el vehículo en su país de origen, como le ocurrió a Francisco Javier.
Este español está estudiando en Portugal, lo que a priori le eximiría de la obligación de rematricular el vehículo, pero como también cuenta con un contrato de trabajo en suelo luso desde febrero no se escapa de tener que legalizarlo.
"Aunque seas Erasmus, si trabajas y tienes número de contribuyente te obligan a rematricular (...) Me piden mucho dinero por un coche de 20 años", lamenta Francisco Javier, que optará por dejarlo en España.
Una de las tasas que se incluyen en el proceso es el Impuesto sobre Vehículos (ISV), que se aplica tanto a todos los automóviles nuevos comprados en el mercado nacional como a los importados (nuevos o usados) de otros países de la UE.
Si el titular del vehículo consigue probar que ha estado viviendo al menos durante el año anterior en el país de origen del coche, puede pedir una inscripción consular e incluirla en el proceso de matriculación para estar exento de pagar el ISV, siempre que lo legalice en los 6 primeros meses de su estancia en Portugal.
Este impuesto es precisamente el que cuestiona el Tribunal de Justicia de la UE, que considera que en el caso de los coches importados no se tiene en cuenta de forma correcta la pérdida de valor del automóvil y se les acaba aplicando una tasa mayor que a los vehículos adquiridos en Portugal.
La UE ya había enviado un parecer a Lisboa para que alterase esta legislación en enero de 2014 pero, al no constatar ninguna modificación, acabó por enviar el caso a la justicia.
Fuentes de la secretaría de Estado de Asuntos Fiscales manifestaron a Efe que la decisión del Tribunal "no cuestiona el fin del ISV" y que apenas "determina ajustes a la tributación de una pequeña parte de los vehículos usados importados", por lo que el Gobierno va a estudiar ahora qué posición adoptar.
En concreto, según los datos facilitados por Asuntos Fiscales, esta decisión judicial afecta a unos 5.600 automóviles que tienen menos de un año o más de cinco, que son los que no están siendo tributados de forma correcta.
Entre los dueños de estos vehículos, además de los inmigrantes europeos residentes en Portugal, figuran también muchos portugueses que optan por comprar su coche en el extranjero, donde hay disponibles más modelos y donde el precio suele ser inferior.
De hecho, y a pesar de que su sueldo medio es la mitad que la media europea, Portugal es el tercer país de la UE donde los coches recién salidos de fábrica son más caros -un 14 % más que la media comunitaria-, sólo por detrás de Dinamarca y Holanda.
La carga fiscal que soporta el sector del automóvil, que ya era elevada, aumentó este año después de que el Gobierno luso incrementase el impuesto sobre los vehículos nuevos, el de circulación e incluso el de los combustibles, lo que ha convertido al coche en un artículo de lujo.
.