La limpieza de grafitis deteriora la plaza Mayor de Madrid, según un estudio

La plaza Mayor de Madrid y sus características columnas de granito se deterioran con el paso del tiempo, el clima[…]

La plaza Mayor de Madrid y sus características columnas de granito se deterioran con el paso del tiempo, el clima y, sobre todo, con su limpieza, porque paradójicamente lo que acaba con la suciedad puede llegar a terminar con ella, según un investigador de la Universidad Complutense.

En declaraciones a Efe, David Martín Freire-Lista, investigador perteneciente al Instituto de Geociencias UCM-CSIC, sostiene que la reacción química del proceso de limpieza de la Plaza Mayor, en la que se utilizan partículas abrasivas mezcladas con agua, acaba con lo más singular de las columnas, su abujardado.

Este particular acabado, el abujardado, consiste en golpear con un martillo, conocido como bujarda y cuyas caras están cubiertas de picos, la superficie de la roca -en este caso granito- repetidamente, dándole la forma deseada.

Para la consecución de este rematado en la plaza, se utilizó, en una sucesión de fases, primero una bujarda de cinco por cinco -picos-, después siete por siete y en para culminar con ello, once por once, que permite contemplar las columnas tal y como son.

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Martín Freire, investigador dedicado ala conservación de patrimonio construido, defiende que el deterioro agravado por la limpieza del granito de la Plaza Mayor lo producen "las microfisuras de descompresión" propias de la roca.

Las microfisuras del granito "son intrínsecas a la propia roca", ya que en su proceso de formación sufre la presión de las distintas capas superiores y "cuando se elimina el material que está por encima de este granito se descomprime", explica Martín Feire.

Este fenómeno era aprovechado por los mineros de antaño en la extracción del granito, ya que el procedimiento se basaba en "hacer unos agujeros para introducir ahí cuñas de madera, que se hidrataban y al hincharse, todas las fisuras se unían y se daba un corte de gran planitud" y obteniendo así una caravista.

Todo este procedimiento "genera una zona de debilidad en la superficie del granito", añade el profesor de la Complutense, que, con el efecto de los agentes meteorológicos -hielo y deshielo, humedad... - hace que las pilastras de la plaza se "desplaquen", es decir, se van separando.

El investigador agrega que "es muy característico de Madrid, en el centro de Madrid, ese tipo de 'desplacado', sobre todo los primeros sillares del zócalo".

Martín Freire señala que el estudio constata que el soportal norte de la Plaza Mayor "tiene mayor deterioro, porque tiene más ciclicidad térmica -más sol y sombra- y eso hace que vaya fluctuando el nivel del agua", lo que explica su deterioro.

El uso del soportal norte -el de la Casa de la Panadería- ha sido mayor que los demás a lo largo de la historia, porque, como subraya este investigador, "fue un mercado, una estación de tranvía y de autobuses".

"Todas esas partículas -prosigue- de polución también están afectando o han afectado en su día".

Las aplicaciones de este estudio, a juicio de Martín Freire, están "dirigidas hacia los tratamientos de conservación y entender por qué se deterioran".

El investigador apuesta por la restauración y cree que "la intervención debe ser de acuerdo a cada unos de los materiales, a cada una de las piedras, y también de acuerdo a cada deterioro".

"Hay que tener muy en cuenta que estos sillares son únicos e irrepetibles", asevera, dado que afirma que hoy en día no va a haber un cantero "que los labre de esta forma y que les dé este acabado de abujardado, típico de Madrid".

Todas estas circunstancias -las microfisuras intrínsecas de la roca, su reacción a los agentes climáticos y a la limpieza- están "borrando parte de la historia de Madrid, y parte de ese trabajo de tanta gente que ha estado horas y horas abujardando y dando ese remate final", concluye Martín Freire.

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