La inmobiliaria del Banco Popular tardará en dar sus frutos
El Banco Popular planea agrupar en una inmobiliaria cotizada hasta 6.000 millones de activos improductivos. La buena noticia es que saldrán del balance pero los expertos piensan que los frutos tardarán en llegar.
El nuevo consejero delegado del Banco Popular, Pedro Larena, ha comenzado el curso apretando el acelerador. Nombrado a finales de julio, tiene por delante la tarea de incrementar la rentabilidad y acabar con los activos improductivos que lastran cada trimestre la cuenta de resultados. La idea es sacarlos del balance, como así ha reconocido el banco a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, y una de las alternativas que se barajan es la creación de una inmobiliaria a la que aportaría 6.000 millones de euros en inmuebles propiedad del banco, el 53 por ciento de los 11.150 millones que tiene en activos adjudicados. Esta nueva sociedad «podría incluso llegar a solicitar su admisión a cotización», aclara la entidad en un hecho relevante, aunque en «determinados escenarios».
Estos son los únicos detalles sobre la operación por ahora confirmados. A partir de aquí, distintas fuentes apuntan que la creación de la nueva inmobiliaria supondrá un reparto de sus acciones entre los accionistas actuales del banco, de manera gratuita y proporcional al número de títulos que tengan en cartera; una especie de «paga extra» para compensar las dos ampliaciones de capital que la entidad ha ejecutado en apenas tres años. El mismo día en que se conoció la noticia, el mercado reaccionó con mucha frialdad y Popular perdió un 2,6 por ciento. Los analistas consultados también se muestran muy prudentes, y si bien valoran el esfuerzo de la entidad para reorientar su estrategia, dudan de los posibles efectos a corto plazo para la cotización del valor. Esperan ver más ahorros de costes, en especial tras anunciarse esta semana los detalles de un plan de reestructuración que supondrá una reducción de 2.900 empleados y el cierre de 300 oficinas.
Buena dirección
«Va en la buena dirección cuando intenta separar el negocio principal del inmobiliario», explica Nuria Álvarez, analista de Renta 4 Banco. La clave de todo, observa Javier Bernat, analista de GVC Gaesco Beka, es que la operación supone «sacar el riesgo del balance» y permite mejorar los ratios de apalancamiento. «Tiene sentido dentro de la reestructuración que ha planteado Banco Popular y podría ser una buena alternativa después de que otras opciones hayan fallado», indica Victoria Torre, analista de SelfBank. No en vano, recuerda Torre, «es el banco doméstico cotizado que cuenta con una mayor exposición a activos problemáticos» y tuvo, «la peor nota en los últimos test de estrés de la banca», recuerda Torre. Desde Norbolsa, Nagore Díaz coincide en este diagnóstico y recuerda que el objetivo de reducción de activos problemáticos «es muy agresivo». En su opinión, el nuevo consejero delegado «está tocando muchas patas del banco, por lo que si todo esto se confirma, no sería raro ver una nueva actualización del plan estratégico». En este último caso, Díaz si considera posible que sea bien acogido por el mercado.
Sin embargo, aún es pronto para lanzar las campanas al vuelo porque quedan por conocerse todos los detalles, y aquí surgen las dudas. «¿Cómo se va desembolsar el pasivo?, ¿de dónde van a salir los fondos?», reflexiona Álvarez. La cuestión es que no hay nada oficial. Según las filtraciones en prensa, el pasivo estará formado por capital (que desembolsará el banco), deuda subordinada y financiación externa; pero no se sabe el reparto exacto de estos tres elementos. «La creación del pasivo podría generar incertidumbre sobre la posibilidad de que el banco tenga que llevar a cabo alguna emisión de deuda, que podría ser convertible en acciones, lo que supondría a futuro una nueva dilución para el accionista», admiten en Renta 4 Banco. En este sentido, Javier Bernat calcula que «cualquier emisión potencial de capital convertible en acciones tendría un efecto de dilución de entre el 8 y el 10 por ciento», como poco.
La limpieza de los activos inmobiliarios es una condición necesaria para animar la cotización de Popular, pero no suficiente. Los analistas consideran clave el plan de reestructuración anunciado la semana pasada, que pasa por la supresión de 3.000 puestos de trabajo. No han trascendido cifras pero los expertos esperan ahorros de costes cercanos a los 175 millones de euros anuales. «Con las malas perspectivas de tipos y expansión del crédito, la única palanca que tiene para incrementar el beneficio pasa por reducir costes», recuerda Nagore Díaz. Respecto a este plan de reestructuración de plantilla, Bernat opina que «va a ser rentable para el banco y va a ayudar a mejorar la eficiencia operativa y el ROE entre 1,5 y 2 puntos porcentuales en tres años».
Así la cosas, los expertos son partidarios de esperar a ver los detalles para plantearse una entrada en el valor. «De momento, hay que ver si el plan es efectivo, está en la buena dirección pero no se puede decir mucho más», apunta Nuria Álvarez. Desde el punto de vista de inversión «no es un banco que nos guste en el medio plazo porque no vemos una estrategia diferenciadora frente a sus competidores», dice Carlos Farrás, socio director de DPM Finanzas. No obstante, en cuanto limpie su balance, reduzca costes de personal y oficinas y defina una estrategia diferenciadora, «ofrecerá mayor atractivo por sus valoreaciones», dice Farrás.