Investigadores de la UPV ven en la carne de caballo una fuente de omega-3

La carne de caballo es una fuente de ácidos grasos de tipo omega-3, según los primeros resultados de una investigación[…]

La carne de caballo es una fuente de ácidos grasos de tipo omega-3, según los primeros resultados de una investigación llevada a cabo por un grupo de la Universidad del País Vasco UPV/EHU.

Este grupo está realizando un informe sobre la calidad nutricional de la carne de caballo comercializada en grandes superficies y pequeños establecimientos de las comunidades autónomas del norte peninsular.

La investigación forma parte de un proyecto más amplio en el que se abordan otros aspectos como las características sensoriales de la carne de caballo y la aceptabilidad de los consumidores, entre otros.

Según la profesora Noelia Aldai, "lo que se pretende es promover la producción de carne de caballo en condiciones sostenibles de manejo, con el fin de obtener un alimento de alta calidad que, al mismo tiempo, sea una alternativa asequible y saludable para el consumidor, y aceptada también desde el punto de vista de las condiciones de producción, teniendo en cuenta el bienestar animal y la conservación medioambiental".

Una de las partes experimentales de la investigación ha consistido en evaluar la calidad nutricional de la carne de caballo comercializada a ambos lados de la Cordillera Cantábrica en el norte de España.

El muestreo se llevó a cabo en seis comunidades autónomas del norte peninsular: País Vasco, Navarra, Cantabria, Asturias, Galicia, y Castilla y León.

Los resultados del estudio han puesto de manifiesto que las muestras más grasas fueron las de Navarra y Castilla y León, y las más magras las de Asturias y Galicia, mientras que las de Euskadi y Cantabria presentaron valores intermedios de grasa.

"La variabilidad observada entre las regiones evidenció diferencias claras en el manejo de los animales donde la raza, la alimentación y la edad de sacrificio parecen ser los factores más relevantes", según explica uno de los investigadores, Xabier Belaunzaran.

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En general, se observó un mayor contenido de ácidos grasos poliinsaturados de tipo omega-3 en las muestras recogidas en invierno, posiblemente debido a que los animales fueron criados en pastos de montaña hasta finales del otoño.

Además, el estudio destaca que el 5 % de las muestras de carne de caballo analizadas alcanzaron el contenido mínimo de 300 miligramos de ácido linolénico por 100 gramos de carne fresca, que exige el reglamento de la Comisión Europea para poder etiquetar el producto como fuente de ácidos grasos de tipo omega-3.

Según los investigadores, los caballos podrían contar con ventajas a la hora de utilizar los pastos de montaña en comparación con otras especies de rumiantes debido a su fisiología digestiva, que "se asocia con una mayor eficiencia en la transferencia de ácidos grasos poliinsaturados de tipo omega-3 de los pastos a la carne y una menor acumulación de ácidos grasos de tipo trans".

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Además, según ha destacado Belaunzaran, esta cabaña provoca una menor emisión de gases efecto invernadero por unidad de carne producida.

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