En banca hay que separar el grano de la paja

 Cada día nos encontramos con un nuevo susto. A pesar de que llevamos ya seis meses de crisis subprime y[…]

 Cada día nos encontramos con un nuevo susto. A pesar de que llevamos ya seis meses de crisis subprime y se han presentado tres resultados trimestrales, la crisis de las hipotecas basura colea todavía. Muchos han sido los que han salido al mercado con mensajes de que las provisiones que está realizando la banca por deterioro de sus balances se han terminado.

Pero no. Todavía faltan muchos quebraderos de cabeza, nuevos hipotecados que no podrán hacer frente a la próxima revisión. Todavía faltan muchos bancos por aflorar su riesgo. Y eso que ya han aflorado unos 400.000 millones de dólares. Conocer el agujero va a ser casi imposible y será necesario tiempo. De momento, las entidades occidentales están siendo mínimamente transparentes. ¿Pero qué pasa con las de otros países completamente opacos, como Rusia o como China? A la crisis le queda un largo camino para ser historia...


La conclusión que puede sacar el pequeño inversor es que en estos momentos, los bancos son como los gatos en la noche: todos pardos. El que no manifiesta contaminación por los activos basura, no se salva de que lo haga en un futuro. El que haya purgado parte de los excesos, tampoco está a salvo de tener que hacerlo otra vez. Una situación que como afirmó el presidente de la CECA es de "niebla e incertidumbre".


Pero también es cierto que hay honrosas excepciones, aunque encontrarlas es más complicado que localizar a Wally en un poster XXL. Existen, empero, signos que pueden indicar que la entidad merece más confianza de los inversores que otras: los bancos que salen de compras. La crisis empieza a dejar los primeros muertos en la cuneta. Se huelen vientos de operaciones corporativas (Dresdner, ) en el horizonte. No resulta muy arriesgado concluir que los pujantes tienen suficiente margen en sus balances para lanzar sus órdagos.

En portada

Noticias de