El empleo, en riesgo sin un pacto de transición justa hacia descarbonización

La transición hacia un desarrollo bajo en carbono que se ha comprometido a hacer España mediante el Acuerdo de París[…]

La transición hacia un desarrollo bajo en carbono que se ha comprometido a hacer España mediante el Acuerdo de París afecta de alguna manera a la mitad de los empleos y de forma directa a un millón y medio, por lo que los sindicatos reclaman diálogo para que este proceso no sea un lastre sino una oportunidad.

El Acuerdo de París, por el que cerca de 200 países han acordado la descarbonización de sus economías a mediados de siglo, determina que esta transición debe ser "justa" e ir acompañada de las medidas necesarias para que la mitigación y adaptación al cambio climático no deje a ningún trabajador o empresa en el camino.

"Hablar de transición justa significa organizar el cambio hacia un desarrollo bajo en carbono de tal manera que se contemplen impactos eventualmente adversos, y se adopten medidas de protección social y del empleo para paliarlos", explica a Efe Joaquín Nieto, director para España de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de la ONU.

En esa línea, expertos gubernamentales, sindicales y empresariales han elaborado las directrices sobre transición justa de la OIT con el fin de guiar a los países para que aprovechen las ventajas de este proceso y anticipen soluciones a los potenciales perdedores.

Las claves de estas directrices están en "estimular a aquellos sectores que puedan crear nuevos empleos para que den trabajo a los de aquellos otros susceptibles de desaparecer, y en garantizar a los trabajadores afectados que van a recibir formación para readaptarse, o los ingresos necesarios si quedan en situación de vulnerabilidad", afirma Nieto.

"Sin un plan estratégico de transición justa, que parta de un buen diagnóstico colectivo de los sectores afectados, actuaciones y dotación económica, se perderá empleo en España y podemos llevar a territorios enteros a la miseria", apunta a Efe la secretaria de Medio Ambiente de UGT, Ana García.

Tanto sindicatos como patronal coinciden en que España "va con retraso" en su proceso de descarbonización, y que esto puede tener consecuencias para la economía, por lo que apremian al Gobierno a regular de manera consensuada este proceso, y a abrir un diálogo social tripartido para negociar una transición justa.

El director del Club Español de la Energía, Arcadio Gutiérrez, detalla a Efe que la lucha contra el cambio climático es un "nuevo reto que demanda nuevas medidas", y por tanto "ha llegado el momento de tomar decisiones sobre el futuro energético, adoptando cuanto antes una estrategia a largo plazo, con vocación de permanencia, y que promueva la competitividad y empleo".

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Gutiérrez recuerda que el sector de la energía emplea en España a cerca de medio millón de personas, y posee "un efecto tractor", porque casi todos los sectores venden al energético, por lo que "es importante anticipar medidas de transición justa".

Hay coincidencia en que el sector de los combustibles fósiles será el más afectado por la transición, si bien Nieto subraya que el sector del carbón en España está en condiciones de hacer una reconversión "sin traumas" ya que sus trabajadores directos apenas superan los 1.500, y tanto para ellos como para los empleos indirectos "se pueden plantear alternativas en sectores más alineados con la economía del futuro".

La transición hacia una economía baja en carbono no sólo afectará al sector de la energía; el agrícola, la edificación, el transporte, el urbanismo o el turismo se verán altamente impactados en las tres próximas décadas, en las que España ha prometido a reducir sus emisiones en casi un 90 %.

"Hablamos de un millón y medio de puestos de trabajo afectados de forma muy intensa en España en los próximos 15 años, para cuya supervivencia será necesaria una transformación, ya que si continúa la actual inacción se perderán", avanza el director de la OIT en España.

Lo bueno es que España parte de una "situación envidiable" en esta transición, coinciden sindicatos y sector energético, porque sus recursos energéticos (sol y viento) están perfectamente alineados con la nueva economía.

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