Del novelón ruso al cuento chino

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Ya dijimos en noviembre del año pasado, desde este mismo espacio, que esa especie de OPA OTC ("over the counter", fuera del mercado) de Lukoil sobre Repsol no saldría adelante. Entre otros motivos, por la imposibilidad de que los rusos, ya entonces con los barriles por los suelos, pagaran la exageración que pedía Sacyr. Por no hablar del pequeño inconveniente de tratar con petroleras rusas, que, por muy privadas que parezcan, no son en absoluto homologables a las occidentales. La operación parecía tan imposible que me sorprende que esta historia haya durado tantos capítulos.

Como el novelón ruso ya no da para más, vemos ahora su reedición en forma de cuento chino. Y casi con los mismos ingredientes: una petrolera exótica (en vez de Lukoil, la china Sinopec) y un precio tan exótico o más que antes, porque, según lo publicado por algunos medios, Sacyr insiste en pedir 26,7 euros por acción de Repsol, sin que parezca importarle que la cotización de la petrolera española ronde los 16 euros y que el barril de crudo apenas despegue, pese a la tragedia de los cañonazos en Gaza y a la tragicomedia de la guerra gasista ruso-ucraniana.

De nuevo, la candidata es de las que suscitan rubores políticos. Se repetirá la misma pregunta: ¿Hemos privatizado Repsol para que ahora la controle una empresa controlada en un 71 por ciento por el Estado chino? Y más rubor causa aún pensar que los chinos vayan a picar en un precio por acción de la época "pre-subprime", que en los mercados financieros equivale ya a "pre-histórica".

Pero lo que más sorprende es que se repita el espectáculo de soltar cuentos chinos, o rusos o mexicanos -por recordar el llamativo caso de noticias falsas, generadas por compradores falsos, que sirvió para manipular descaradamente la cotización del Popular- sin que automáticamente provoquen reacciones en el regulador. Si aquí nadie confirma ni desmiente nada, ¿no hay hecho relevante que valga? ¿Pueden las partes implicadas (sospechamos que siempre es la misma: la interesada en vender) seguir soltando historietas? Cuando se agote el cuento chino, ¿en qué otro escenario exótico aparecerá otro supuesto primo, preferentemente oriental, aparentemente dispuesto a pagar una barbaridad por NO controlar Repsol?

Ya se habla también hace tiempo de los socorridos fondos soberanos árabes. Pero, al final, todos estos compradores de ensueño se acaban pareciendo a esos otros tres que también vienen de Oriente, trabajan sólo una vez al año y, encima, son de mentira.

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