Claves de la salida a bolsa de la energética de ACS

La compañía anunció en su Investor Day la creación de su comercializadora eléctrica, Eleia, que gestionará la electricidad producida por su nueva filial Zero-E, donde aglutinará todos sus negocios de renovables con el objetivo final de sacarlos a bolsa.

El gigante de infraestructuras ACS anució en su Investor Day la creación de una comercializadora eléctrica, llamada Eleia, con la que pretende ingresar 1.200 millones de euros en 2025 (12 veces más que los 95 millones previstos para este año) y alcanzar los 6.420 megawatios (MW) eléctricos gestionados en seis años. Por otro lado, entre 2019 y 2025, se espera que Eleia alcance los 100.000 clientes residenciales, 50.000 pymes y 100 grandes cuentas, según se desprende de la presentación del Investor Day. Con los objetivos que se ha marcado, ACS pretende que Eleia se sitúe dentro de las 10 mayores comercializadoras y se consolide en el mercado español para posteriormente, en 2021, entrar en países con mercados eléctricos liberalizados, lo que supone plantar cara a las grandes comercializadoras del sector en España. Eleia gestionará la electricidad producida por su también estrenada filial energética, Zero-E, a la que ha transferido todo su negocio de renovables desde su división de servicios industriales. Este movimiento es un paso más hacia la salida a bolsa de esta parcela de la compañía presidida por Florentino Pérez, bajo la marca Zero-E.

Pero hay mucho más allá de esta comparativa y muchos aspectos que analizar de Zero-E como negocio y como futura cotizada, como apuntan los expertos que acudieron al Investor Day. El analista de Renta 4 Ángel Pérez apunta que si de verdad alcanzan el objetivo de 8.000 MW de objetivo "estamos ante una compañía de calado mundial en energías renovables". Por tanto, si son reales y factibles "se podría ver una compañía con un valor superior a los 2.000 millones de euros estimados inicialmente por Bloomberg", afirma Pérez. Con todo, considera que es "un movimiento positivo porque da visibilidad a un negocio de calidad y la cotizada sería atractiva". Pero reconoce que "aún quedan muchos detalles por conocer, como los márgenes para poder calcular la rentabilidad, pero con lo que se sabe, es atractiva. Aunque hay que esperar para hacer una valoración más potente".

Más allá de estas cuestiones Perez apunta ya se puede ver un equipo de relaciones con los inversores, algo que da pistas de una posible salida a bosla, por lo que Zero-E será la que salga a bolsa, "pero no se puede descartar del todo que creen dos vehículos y Eleia también pueda cotizar". Respecto a los objetivos comenta que ACS "no entra en negocios ni se marca previsiones que vaya a tener problemas para cumplir" y pone también el foco en el previsible apalancamiento de la nueva compañía: "Será alto y esto es importante en una compañía como ACS con negocios de construcción que necesitan un alto endeudamiento. Por ello, la participación con la que se quede ACS en Zero-E será fundamental para sustentar la deuda".

El analista de GVC Gaesco Beka Rafael Fernández considera que Zero-E "es una compañía diferente a cualquiera de energías renovables porque también tiene líneas de transmisión y plantas de depuración de agua" y la ve como "un vehículo que han creado para crecer con mucha fuerza. Por tanto, no es una yieldco al uso. Los objetivos de crecimiento marcados podrían provocar un pago de dividendo para 2022", explica Fernández. Tiene claro que "todo indica a que estamos en ciernes de la salida a bolsa, aunque aún faltan muchos datos por ofrecer". Pero añade un apunte: "Siempre hay que tener presente el apetito inversor actual hacia los activos de renovables, que es muy grande, por lo que es el momento idóneo para sacar este tipo de compañías a cotizar. Por tanto, es un buen movimiento de ACS pero aún queda mucho camino y datos por conocer".

El ejemplo de Saeta Yield

Con una operación así lo que se viene a la cabeza del inversor es la salida a bolsa en 2015 de la antigua filial de energía de ACS, Saeta Yield, donde la compañía de infraestructuras se deshizo de su participación tres años después logrando unas plusvalías de 200 millones de euros. Además, una positiva acogida de esta división por parte del mercado traería consigo una buena entrada de liquidez a un grupo que ostenta en la actualidad un alto volumen de proyectos en infraestructuras que necesitan un fuerte desembolso para su ejecución. La idea pasaría, según completan fuentes del mercado, por poner a disposición de los inversores de un 51 por ciento de la parte controlada por Zero-E, buscando siempre un socio principal, y controlar el 49 por ciento restante. Es decir, misma fórmula que la utilizada en la OPV de Saeta.

El analista de XTB Antonio Sales considera que imitar o copiar la fórmula utilizada con la salida a bolsa de Saeta «es un acierto» por parte de ACS y pone el foco en las diferencias coyunturales de cada momento: «Cuando Saeta salió al mercado el marco para las renovables no era tan positivo como el actual, ni a nivel de negocio ni a nivel legislativo. Sin embargo, la apuesta salió bien. En cambio, ahora, el escenario es mucho más positivo y claro por lo que es un buen momento para dar el salto al mercado con mayor apoyo de la industria y las instituciones». El único «pero» que encuentra Sales a esta situación es que acudirá mucha más gente al nuevo valor y este estará más exigido y con menos rendimiento que los que acudieron a Saeta. Pese a esta variable, Sales tiene claro que «hay que acudir porque los condicionantes son positivos y la matriz, ACS, está en máximos y con mucho menor recorrido que el que ofrecerá la filial de energía». En este sentido, «ACS ha realizado una buena jugada», comenta Sales, porque en su opinión van a lograr «derivar inversores a la nueva compañía y captar liquidez para reinvertirla en el mismo negociado. Por tanto, el valor será muy atractivo».

En este aspecto, el gestor de Iberia de Imantia Juan Llona, apunta que merece «un mayor interés» la salida a bolsa del negocio de renovables que el valor matriz, ACS. Argumenta su postura explicando que la filial «muestra más atractivo» que la cotización de ACS como valor, porque «es complejo de analizar ya que posee detrás multitud de compañías que podrían estar cotizando y no lo están».

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