Círculo Fortuny: El lujo de ser responsables
Las empresas que quieran pertenecer al Círculo Fortuny deben cumplir una serie de conductas éticas, que pasan por respetar el medioambiente o cumplir con unos principios morales básicos.
Muchas veces se asocia el sector de lujo a la frivolidad, al capitalismo más profundo y a la alta sociedad. Carlos Falcó, el presidente del Círculo Fortuny, ha querido terminar con estos estigmas explicando los diferentes proyectos que llevan a cabo todas las marcas que pertenecen a este selecto club. Firmas como Loewe, Bulgari o Louis Vuitton están dentro de esta sociedad sin ánimo de lucro que busca poner en valor las empresas familiares más tradicionales, que a través del lujo consiguen encontrar la excelencia de una pieza única que perdura en el tiempo.
Y es que no hay mayor acto de excelencia que ser responsablemente corporativos. La RSC ha llegado para quedarse y así lo demuestran grandes marcas como Natura Bissé, que mediante su Fundación Ricardo Fisas busca dejar huella en esta nueva sociedad. En su primer año donaron el 0,7 por ciento de su facturación.
«La fundación existe porque creemos que las empresas tienen que generar un beneficio social», ha explicado su director, Joaquín Sierra, que considera que las actuales compañías tienen que valorar que los «millenials» piden a las empresas que se involucren en temas sociales y que generen un impacto en la sociedad. «Una fundación es una buena forma de mostrar el alma de la empresa».
El primer proyecto en el que invirtió la fundación fue en un programa de «oncoestética», en el que se trabaja con hospitales públicos y privados en el preoperatorio y postoperatorio de mujeres con cáncer de mama, subvencionado el tratamiento fisioterapéutico de la paciente.
Ya más de 5.000 mujeres han pasado por dicho programa y la fundación espera firmar un convenio con el Grupo Quirón para hacer extensivo el tratamiento a todo el territorio nacional. Además, planea llevar este proyecto a Estados Unidos y México.
El otro programa en el que están sumergidos tiene que ver con el mundo de la educación. La fundación forma a profesores para que puedan diagnosticar y ayudar a niños con dislexia. El 5 por ciento de los niños necesitan este tipo de ayuda y la «asistencia educacional es cara», destaca Joaquín Sierra.
La fundación se ha marcado como reto democratizar el proyecto y para ello han agregado otros programas tecnológicos. A través de diferentes aplicaciones digitales han conseguido hacer un diagnóstico remoto de la dislexia y los padres de esos niños pueden ayudar. De esta forma, el coste de un niño en un colegio de mil escolares se reduce a 24 euros.
Gigantes corporativos
Por otra parta, Carlos Falcó destaca que los gigantes tecnológicos donan cantidades millonarias a la filantropía. «Google ha puesto mucho dinero en la salud. La responsabilidad social está yendo mucho hacia este tema», expresa Falcó, que tampoco duda en defender al dueño del imperio textil Inditex, Amancio Ortega, tras las polémicas surgidas a raíz de la donación millonaria que ha realizado para la lucha contra el cáncer. «Hay gente que no ha querido entenderlo [...] la inmensa mayoría sabe lo que significa donar esa cantidad de dinero y material, pero hay determinados partidos políticos y sectores de la sociedad español que están en contra».
Otro caso de RSC de empresas que están dentro del Círculo Fortuny es el de Bulgari. La firma donó 1,5 millones de euros en 2014 para financiar la restauración de la escalinata de la Plaza de España de Roma y también trabaja con Save the Children desde 2009. Juntos han recaudado más de 50 millones de dólares a nivel mundial a través de la venta de la gama especial de joyas de «Bulgari Save the Children», que incluye un anillo, un colgante y una pulsera.
El dinero recaudado ha permitido realizar más de 100 programas de educación en 33 países, que ha ayudado a más de un millón de niños. Más modesto es el proyecto que ha llevado a cabo el artesano Felipe Conde Luthier, que hace guitarras artesanales que tienen un precio mínimo de unos 11.000 euros. El artesano ha colaborado en diversos concursos regalando una de sus piezas como premio final. Felipe Conde explicó que regalar música también es una forma de hacer responsabilidad social corporativa, ya que los sonidos muchas veces son «la mejor medicina».
Otra de las empresas del Círculo que realiza una buena RSC es Sha Wellness Clinic, que mediante la Fundación Sha investiga, promueve y educa sobre la estrecha relación existente entre nutrición y salud. La firma Magnanni, por su parte, ayuda a asociaciones pequeñas de Almansa que luchan contra el cáncer. También patrocinan a asociaciones para niños, entre otros proyectos.
Círculo Fortuny
La propia razón de la asociación es existir sin ánimo de lucro. Todo el dinero que aportan las marcas se revierte en actividades que dan a conocer a las propias firmas. También participan en proyectos europeos con el resto de asociaciones homónimas. Ahora, están intentando crear el título de maestro artesano para premiar al sector. Para que una marca pertenezca al club debe cumplir una serie de requisitos. Se llega por invitación o por petición y existe una categoría principal, que es la de los socios españoles, que tienen plenos derechos.
Estos deben ofrecer un producto de calidad, facturar al menos un millón de euros al año y hacer una distribución selectiva, tan de moda en el lujo y que el Círculo valora muy positivamente. También se tiene en cuenta que la producción se haga en España y que la firma tenga identidad española. No obstante, la facturación no lo es todo, pues según el director del Círculo Fortuny, Javier Arellano, Inditex nunca podría formar parte del grupo, por mucho que facture. «No encaja con el perfil de empresa que buscamos. Inditex no tiene imagen de marca española, es más bien una firma multinacional».
En cambio, empresas artesanas como la de Felipe Conde, que son el ejemplo de la cultura española, si han podido tener un hueco en la mesa de este selecto club, a pesar de que sus ventas no superen el millón de euros al año y que su local no se encuentre en plena Castellana.