Fridman (DIA) juega con la banca: frena un acuerdo inminente
Letterone se crece ante los bancos y admite que no tiene ninguna prisa por pactar mientas no fructifique un acuerdo favorable
La junta de accionistas de DIA ha provocado un nuevo equilibrio de fuerzas. El magnate ruso Mikhail Fridman (Letterone), tras derrotar al consejo de administración y ver que no hay posibilidades de que aparezca un caballero blanco que le plante cara, se ha quedado mano a mano con los bancos acreedores, con quienes negocia desde esta semana para llegar a un pacto satisfactorio.
Ante los rumores de que el acuerdo se zanje de manera inminente, fuentes consultadas apuntan a que los hombres de Fridman no tienen ninguna prisa y quieren jugar con el calendario. Saben que todavía queda tiempo para llegar a buen puerto con las entidades acreedoras, entre las que están Banco Santander y BBVA como bancos españoles más expuestos.
En Letterone se sienten fuertes. Vieron con posibilidades su triunfo en la junta y ahora se ven con la capacidad de obligar a los bancos a ceder a sus exigencias. El pool bancario siempre ha sido reticente a Fridman, porque es mucho más duro que el consejo en sus posiciones para que la compañía devuelva la deuda comprometida.
Cada parte tiene un motivo para confiarse: los bancos juegan con la carta de los 912 millones de euros que tienen prestados a DIA y deben cobrar en mayo, pero en Letterone saben que ellos son la única vía para que las entidades puedan recuperar esta cantidad y el resto de dinero comprometido.
De hecho, los hombres del fondo luxemburgués, liderados por Stephan Ducharme, hace tiempo que marcaron su línea roja: aplazar hasta 2023 todos los vencimientos de deuda, la misma fecha que los bancos acordaron con el consejo un día antes de la junta de accionistas como medida de presión para que ganara la propuesta del equipo de Borja de la Cierva.
Del lado de la banca está la posibilidad de pedir el concurso de acreedores, pero todas las fuentes consultadas coinciden en que es una tesis que cada vez tiene menos fuerza. Nadie está interesado en dejar caer una compañía tan grande.
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