España, una constelación de oportunidades en la inversión espacial

La industria aeronáutica y aeroespacial española se codea con los principales actores mundiales y aporta el 0,9 por ciento al[…]

La industria aeronáutica y aeroespacial española se codea con los principales actores mundiales y aporta el 0,9 por ciento al PIB, además de ser responsable del 7,4 por ciento del gasto en innovación que se hace en España, según cifras de la patronal TEDAE. En España, las dos principales empresas con capacidad de integración completa de aeronaves son Airbus y la filial española de Eurocopter, encargada del ensamblaje de diversos modelos de helicópteros, mientras que por debajo se encuentra la industria de primer nivel (conocidos como TIER 1), con nombres importantes como Aernnova o grupo Aciturri. A este grupo de empresas se suman grandes cotizadas como Indra, REE (Hispasat), Elecnor o Applus, todas accesibles a los inversores por medio de acciones o fondos de inversión. Pero es en la industria auxiliar, situada un escalón por debajo en la cadena de suministro, donde surgen las mejores oportunidades para el capital riesgo, al tratarse de un conjunto de pymes que trabajan por encargo de las primeras, altamente especializadas desde el punto de vista tecnológico y muy intensivas en capital, por lo que en muchas ocasiones están abiertas a la llegada de inversores privados. 

España tiene un peso relevante en este sector, ya que, de entrada, junto con Alemania, Francia y Gran Bretaña forma parte del consorcio de Airbus. «Tenemos mucha industria de componentes para el sector aeronáutico, como fabricante España tiene bastante peso», explica Enrique Quemada, consejero delegado del banco OneToOne Capital Partners. La industria ha estado ligada durante muchos años a las subvenciones y el capital público, pero es ahora cuando el capital riesgo privado está viendo la oportunidad. «El sector se está concentrando mucho, precisamente por la demanda de los grandes operadores, las perspectivas son buenas y es un sector rentable», dice Quemada.

Es cierto que no es fácil seducir a los fondos tradicionales, ya que como explica José Julián Echevarría, director de Aeroespacial de SENER, «es un sector donde los periodos de gestación de los programas son largos», por lo que la inversión tarda más en recuperarse. Pero cada vez hace falta dinero para sacar adelante los proyectos, aunque las barreras de entrada son enormes. Desde el punto de vista de la inversión, «es un poco lo que nos atrae, ya que si sacas adelante tus proyectos, vas a tener una especie de casi monopolio», apunta Samuel Gil, director de Inversiones del fondo JME Venture Capital (el fondo de capital riesgo de José Manuel Entrecanales), que cuenta entre su cartera de participadas con PLD Space, una de las firmas más punteras del sector y especializada en el desarrollo y fabricación de lanzadores (cohetes). 

Con todo, las cosas podrían haber ido mucho mejor para el sector espacial en caso de no haber disminuido la contribución española a la Agencia Espacial Europea (ESA), lo que sucedió en 2014 y 2016 y limitó la capacidad de las compañías españolas para ofertar en nuevos programas. Pero la situación podría cambiar en el Consejo Ministerial de la ESA que se celebrará en noviembre de este año en Sevilla, y donde «es de esperar que España recupere el nivel de contribución a la ESA previo a los años de crisis», apunta Echevarría. Este sector también está muy ligado al Ministerio de Defensa, por lo que la evolución de los presupuestos tampoco ha ayudado a lanzar nuevos programas nacionales de adquisición. Por eso, la industria española se ha visto obligada a salir a competir al mercado internacional, «lo que ha hecho con relativo éxito», dice Echevarría. 

¿Qué perfil tienen los inversores?

En realidad, la pujanza de la industria aeroespacial española no es algo que venga de ahora, ya que como recuerda José Mariano López-Urdiales, fundador y CEO de la firma Zero2Infinity, la industria «siempre ha estado en la vanguardia europea, introduciendo el material compuesto en estructuras aeronáuticas o siendo pioneros en el uso de satélites comerciales para obtener imágenes de la Tierra». Es más, también varias de las empresas líderes «estamos en España, debido a razones que incluyen excelentes universidades, talento motivado, costes razonables, meteorología única en Europa y un cierto espíritu inconformista e innovador», explica este experto. 

Con la industria exhibiendo músculo para intentar seducir al capital privado, lo cierto es que los inversores tampoco se conforman con cualquier cosa. «El inversor medio es una entidad de capital riesgo que busca retornos del orden del 15 por ciento», dice Enrique Quemada, preferentemente inversores extranjeros. Y luego están los grupos industriales, competidores de alguna manera, que suelen ser proveedores de Boeing o Airbus. De hecho, fondos generalistas como JME Venture Capital son «la gran excepción», como reconoce Samuel Gil. Y además «tienen mucho apetito por entrar los grupos chinos, porque al final lo que compran son tecnología y conocimientos», añade Quemada. China aspira a ser un gran actor en el mundo de la aeronáutica, por lo que quieren comprar conocimientos del sector y tecnología. La cuestión es que «hay mucha resistencia a la venta a grupos chinos por parte de los gobiernos», dice Quemada.

Pld space, como un cohete

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Quizás el ejemplo más claro de oportunidad para echar las redes lo constituya PLD Space, en la que JME Venture Capital ha tomado una participación del 10 por ciento. «No es para nada la inversión más típica, pero nos dimos cuenta de que tienen un potencial increíble», dice Samuel Gil. «Somos inversores en compañías de base tecnológica en etapas tempranas y estamos abiertos a invertir en cualquier compañía que creamos que tenga mucho potencial de crecimiento, lo que pasaba con PLD Space», asegura Gil. Las compañías en las que invierte este fondo suelen tener poco riesgo tecnológico y mucho riesgo de mercado, es decir, es muy probable que las empresas sean capaces de desarrollar sus productos pero todo el riesgo se concentra en la comercialización. EN PLD Space «creemos que es a la inversa, es decir, va a haber mercado y el riesgo viene precisamente respecto a si van a ser capaces de desarrollar sus lanzadores», añade. Pero por ahora las cosas marchan muy bien y la compañía va cumpliendo hitos, por lo que en el fondo hay máxima confianza. De hecho, aseguran que acudirían a una futura ampliación de capital, llegado el caso. Sobre la rentabilidad, Gil cree que puede ser bastante mayor que el 15 por ciento. «Siempre invertimos en compañías en las que, cuando desinvirtamos, nos puedan retornar el fondo entero. En el caso de PLD Space esto sucedería si vendemos la empresa por unos 400 millones de euros», dice Gil. ¿Y se podría invertir ahora en PLD Space? Lo cierto es que el fabricante de cohetes está trabajando actualmente en una ronda de financiación para el desarrollo de MIURA 5, su lanzador orbital para llegar al mercado en los próximos dos años. Cuando se abra formalmente en los próximos meses esta ronda de inversión, la empresa dará entrada a nuevos socios de capital riesgo europeos, así como a boutiques de inversión familiares que quieran invertir en tecnología aeroespacial. 

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Zero2Infinity, a la conquista de la atmósfera

Otra firma que también está buscando financiación y baraja la entrada de nuevos inversores es Zero2Infinity, cuyo objetivo pasa por facilitar el acceso al espacio. Ahora mismo, es capaz de elevar cargas en globos por encima del 99 por ciento de la atmósfera y sus planes incluyen poder llegar a lanzar satélites pequeños. «Hemos recibido más de mil millones de euros en cartas de intención de clientes que necesitan una solución como la nuestra para poner sus proyectos en órbita», dice José Mariano López-Urdiales, quien reconoce estar en contacto con «varios inversores» interesados en entrar en el capital de la compañía. Ya están facturando para clientes como Airbus o Thales y su sistema se basa en una patente propia llamada Bloostar, que usa un globo para salir de la mayor parte de la atmósfera, por lo que es mucho más eficiente, flexible y económico. «Resolvemos el cuello de botella del sector que es el acceso al espacio, que hasta ahora ha sido muy costoso y complejo», recalca López-Urdiales. Una vez resuelto, conceptos como cobertura 5G en todo el planeta o imágenes de Google Earth instantáneas se convertirán en realidad, explica el consejero delegado de la compañía

Aistech, nanosatélites para la aldea global

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Otra compañia que también está buscando inversores es la catalana Aistech Space, que se ha marcado como objetivo levantar 25 millones de euros para desarrollar una red de nanosatélites y dar cobertura de telecomunicaciones a las zonas más recónditas del planeta. Nacida de la mano de la incubadora de empresas de la Agencia Espacial Europea, al calor de sus subvenciones, ahora busca un núcleo estable de accionistas con los que acelerar la expansión del negocio. Hace unos años, lanzar un satélite al espacio era una aventura imposible para una pyme, pero la ventaja de los nanosatélites es su bajo coste. Y hay negocio porque la previsión a cuatro años es que el sector mueva unos 7.500 millones de dólares. En el caso de Aistech, sus satélites servirán para controlar el tráfico aéreo en zonas aisladas o supervisar infraestructuras como plataformas petrolíferas, además de obtener imágenes por satélite.

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