ACEA pide a UE límites de C02 para furgonetas diferentes a los de los coches

La patronal de fabricantes de vehículos ACEA ha pedido al Parlamento Europeo que tenga en cuenta a las pymes y[…]

La patronal de fabricantes de vehículos ACEA ha pedido al Parlamento Europeo que tenga en cuenta a las pymes y a la industria a la hora de fijar los límites de emisiones para los vehículos comerciales para 2020 y 2030, ya que las furgonetas no son automóviles y sus economías de escala son diferentes.

En su última carta, el secretario general de ACEA, Erik Jonnaert, ha recordado que el próximo 10 de julio los comités de industria y de transporte del Parlamento Europeo votarán sus propuestas de objetivos de CO2 para automóviles y vehículos comerciales (conocidos como furgonetas y vehículos ligeros).

Al respecto, Jonnaert les ha advertido de que no es lo mismo un coche que una furgoneta, ya que ésta última es la herramienta de trabajo de 23 millones de empresas.

Aunque comparten motores y transmisiones, las calibraciones de los propulsores y los sistema de postratamiento de los gases son muy diferentes, ha precisado.

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Además, las posibilidades para optimizar la aerodinámica de las furgonetas también es bastante limitada y algunas soluciones de los automóviles para reducir las emisiones de CO2 no les son aplicables.

A esto, según el secretario general de ACEA, hay que sumar el que los menores volúmenes de producción de las furgonetas no permiten las economías de escala, por lo que el margen de mejora de los vehículos comerciales es menor.

Debido a que son herramientas comerciales y juegan un papel clave en la cadena logística, el efecto precio -a diferencia de los coches- es "extremadamente alto", ya que los conductores operan con márgenes estrechos y los costos de compra y de mantenimiento son los principales motivos de decisión para adquirir un modelo u otro, ha avisado.

Asimismo, las pequeñas empresas tienen menos flexibilidad y no pueden permitirse las nuevas tecnologías, lo que ha hecho que la aceptación de las nuevas camionetas electrificadas "haya sido pobre hasta la fecha", según ha indicado.

Para Jonnaert los clientes solo considerarán comprar una furgoneta con motores alternativos cuando su costo sea comparable al de un modelo de combustión tradicional y sus procesos de recarga sean menores.

A su juicio, ésta es la razón por la que los vehículos diésel siguen teniendo un peso de más del 96 % en el parque de furgonetas europeo.

Por todo ello, Erik Jonnaert ha pedido a los comités del Parlamento que los objetivos de CO2 para las furgonetas para 2020 Y 2030 sean más bajos que los de los automóviles.

También que sea posible la transferencia de créditos entre los segmentos de automóviles y camionetas, así como entre los fabricantes, porque, desde el punto de vista ambiental, "no importa si el CO2 se reduce en automóviles o en camionetas, pero ayudaría a reducir los costos de cumplimiento para los fabricantes".

Otro de sus planteamientos se refiere a que, como las baterías pueden ocupar mucho espacio en una furgoneta y tener un gran impacto en el peso en vacío, deben seguir perteneciendo a su categoría original (N1) incluso si la masa excede el peso máximo por la incorporación de un tren motriz alternativo.

Finalmente, ha reclamado que se exima a los vehículos multi-plataforma (son adaptados a posteriori por carroceros especializados) del nuevo test de homologación de emisiones WLTP por el impacto "insignificante" que tendría (suponen el 10 % del segmento de los comerciales).

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