A la caza de las mayores fortunas del mundo

En su época dorada, EE.UU. contaba con una «Lista de 440» personas que afirmaban contar con un patrimonio suficiente para[…]

En su época dorada, EE.UU. contaba con una «Lista de 440» personas que afirmaban contar con un patrimonio suficiente para ascender como mínimo al primer escalafón de la alta sociedad. Hoy en día la lista se reduciría a unos 55. Sus integrantes son tan ricos que parecen más enormes imperios de la inversión que personas de carne y hueso. En esta lista se incluyen nombres conocidos como Bezos y Dell, así como un creciente número de nombres menos conocidos cuyo patrimonio está reconfigurando el mundo de los negocios a nivel global. 

La lista oficiosa supone el primer borrador de los clientes más deseados por bancos como JP Morgan Chase & Co., y está lejos de ser una lista exhaustiva. Los principales bancos están compitiendo como nunca por las mayores fortunas del mundo. Seducen a estos multimillonarios y sus empresas familiares del mismo modo que a las multinacionales o inversores institucionales. 

Cualquiera puede comprar acciones, pero solo unos pocos privilegiados que se mueven detrás del cordón de terciopelo de los mencionados bancos de inversión pueden financiar negocios multimillonarios o comprar compañías enteras. Los servicios que ofrecen los bancos a los multimillonarios abarcan desde el asesoramiento en operaciones de fusiones y adquisiciones hasta la financiación de compañías en sus carteras para ofrecer servicios de consultoría sobre la expansión o venta de sus negocios familiares. Desde los tiempos de John D. Rockefeller nunca tanto había estado en manos de tan pocos. «Este es un mundo nuevo que, en realidad, siempre ha sido así», afirma David Dwek, responsable de promotores privados en Morgan Stanley. «Son una parte importante del sistema empresarial». 

Goldman Sachs Group Inc. cuenta con su propia lista de 60, entre los que se incluyen clientes suyos como la compañía de inversión JAB Holding Co. de la familia Reimann o la de los hermanos Koch. Más allá de los 55 miembros iniciales de su lista, JP Morgan está observando a varios cientos de familias que podrían entrar a formar parte de este selecto grupo. Credit Suisse Group AG reserva su trato preferente para cerca de 200 particulares y clanes con grandes patrimonios. Deutsche Bank AG y UBS Group AG cuentan con unidades independientes que aúnan la gestión de patrimonio privado y banca de inversión. En Morgan Stanley, el equipo de Dwerk tiene como objetivo el «capital permanente»; patrimonio familiar, fondos de bonos soberanos, planes de pensiones y compañías que cotizan en mercados secundarios. La operación comenzó hace ocho años como parte de un esfuerzo para atraer a las familias más acaudaladas a la esfera de Morgan Stanley. 

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A la antigua usanza

En JP Morgan, el pasado mes de abril los banqueros acordaron la financiación de C.H. Guenther & Son Inc., una compañía del sector alimentario de Texas, por parte de PPC Partners Inc. Esta compañía de inversión está controlada por la familia Pritzker. Paul Carbone dirige PPC junto con Tony Pritzker, y juntos se centran en compañías norteamericanas valoradas entre 100 y 750 millones de dólares. Carbone, antiguo socio director del grupo de capital de riesgo de Robert W. Baird & Co. afirma que PPC no confía en las subastas gestionadas por bancos, a la hora de buscar sus acuerdos. Los bancos suelen tender más bien a intermediar y crear compañías como PPC para los empresarios que quieren vender o expandirse. El objetivo del banco, bajo su punto de vista, es «unir a personas con intereses comunes, a la antigua usanza». 

Credit Suisse, que también ha asesorado a PPC, llegó incluso a organizar un evento en Detroit para reforzar los vínculos con Daniel Gilbert, el fundador de Quicken Loans Inc., y otras acaudaladas personalidades. (Gilbert, que colaboró en la organización del evento, cuenta con un patrimonio valorado en más de 7.000 millones de dólares, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg). Los representantes de 43 familias con un patrimonio conjunto valorado en 75.000 millones de dólares asistieron al evento celebrado en mayo de 2017. El tema oficial era revitalizar Detroit. Si Credit Suisse además hacía negocio con ello, pues mejor que mejor.

El banco ya estaba financiando el origen de hipotecas para Quicken Loans. Pero considera que sus relaciones con Gilbert son un valor incluso más allá de su compañía, afirma Charles Buckley, responsable de cobertura de patrimonios de máximo nivel en Norteamérica. «Estamos intentando llegar a la gente a través de aquello que más le apasiona, afirma». A veces es en forma de banca de inversión, y a veces, no. A veces consiste en ayudarles a revitalizar Detroit». 

El valor de las operaciones realizadas por empresas familiares alcanzó los 100.600 millones de dólares en 2016, un aumento desde los 25.100 millones cinco años atrás, según datos de PitchBook. Los principales bancos tienen que competir por una porción del pastel con las boutiques especializadas. Byron Trott, conocido por sus vínculos desde hace tiempo con Warren Buffet, ofrece sus servicios a las grandes fortunas de todo el mundo. Uno de los peces gordos de siempre en el sector bancario, Rothschild & Co., también lleva tiempo en expansión. Ayudó a los hermanos Koch a financiar la compra de Time Inc. por parte de Meredith Corp. el año pasado. 

A lo largo de los años, varios grandes bancos acabaron tan fragmentados que los multimillonarios simplemente los acabaron sobrepasando y contrataron a sus propios profesionales de la inversión. Muchos banqueros estaban tan centrados en los clientes corporativos y los grandes inversores institucionales que pasaban por alto las grandes fortunas particulares. Las cosas ya no son así. «Desde nuestra perspectiva, ahora son la primera o segunda prioridad en la lista», afirma Todd Stevens, responsable de empresas de grandes clientes en Deutsche Bank.

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