Xavier Roig: Es un error considerar a Rusia como enemiga de Europa
El ingeniero, escritor y articulista Xavier Roig, que por motivos profesionales ha vivido dos años y medio en Rusia, estima[…]
El ingeniero, escritor y articulista Xavier Roig, que por motivos profesionales ha vivido dos años y medio en Rusia, estima que es "un error y una injusticia" ver al gigante euroasiático como un enemigo de Europa, y cree necesario un acercamiento a este país ante los intereses y valores compartidos.
Roig, que ha plasmado sus experiencias e impresiones de esta etapa en el libro "L'Enigma rus" (La Campana), ha explicado a Efe que llegó a Rusia con los mismos prejuicios que otros europeos que se instalan en ese país, pero que estos se diluyeron después de relacionarse con los rusos y viajar por el inmenso país.
Tras su paso por Rusia, Roig señala que es una nación que históricamente "ha sufrido mucho", pues fue el último país feudal del continente y más tarde encadenó la Primera Guerra Mundial, la revolución soviética, una guerra civil, el período estalinista y la Segunda Guerra Mundial, lo que hace que los rusos "se miren las cosas con cierta cautela".
Pese a todo, constata que los rusos "en el fondo tienen alma europea, quizás es la Europa remota, pero es Europa", y que por ello a los europeos "nos interesa que Rusia sea amiga de Europa" pues lo contrario "nos perjudica", política y económicamente, y "la estamos empujando a que caiga en los brazos de China o del totalitarismo".
Opina Roig que existe "una corriente intencionada" de presentar siempre a Rusia como "el enemigo" y una amenaza militar para Europa, y a ello contrapone cifras como un gasto en defensa que en 2017 rondaba los 60.000 millones de dólares, similar al de Francia, mientras el de EEUU se situará en unos 700.000 millones en 2019.
"Gorbachov ya decía que Rusia no quiere para nada enfrentarse a Occidente, pues ni lo desea ni puede hacerlo", señala Xavier Roig, que entiende que presentar a este país como "un elemento peligroso y agresivo que quiere iniciar un conflicto contra Occidente es una ilusión fruto de la intoxicación".
"Otra cosa -advierte Roig- es que en determinadas áreas donde existen conflictos fronterizos Rusia quiera mantener su influencia y su papel de haber sido una de las dos grandes potencias del mundo".
Para Roig existe además un interés de los servicios secretos occidentales, especialmente los anglosajones, en presentar a Rusia como un serio enemigo, fruto de la inercia de que durante la 'Guerra Fría' el gran adversario era la URSS "y eso todavía está en su imaginario y forma parte de un engranaje que hace que la rueda continúe rodando"
A juicio de Roig, la caída de la URSS fue contemplada como un triunfo de Occidente, y a "la mano tendida" que ofreció Rusia a finales del pasado siglo y principios del actual "Occidente no actuó con suficiente generosidad".
El autor recuerda que durante la presidencia de Yeltsin Rusia cedía a casi todas las demandas de Occidente bajo la promesa de que la OTAN no se expandiría hacia la frontera rusa, algo que no se cumplió, y que llevó a su sucesor Putin, a partir de 2008, a cambiar de política convencido de que "solo se podía negociar con Occidente desde una posición de fuerza".
Respecto de la figura de Putin, señala que por sus orígenes en el servicio secreto ruso "tiene tendencia a la autocracia, como muchos de nuestros gobernantes", pero "nos guste o no", su papel es aceptado por la mayoría de la población "al verlo como un muro de contención a las mafias y oligarcas que dominaron Rusia en los 90", y asociarlo a la llegada de un período de estabilidad y paz social.
Más rechazo genera su gobierno o el aparato administrativo y judicial, que la mayoría de la población percibe como corrupto, pero "sin pretender exculpar a nadie de lo que se hace mal", se pregunta si, ante los numerosos casos de corrupción descubiertos también en España y en otros países europeos, "estamos en condiciones de dar lecciones a nadie".
En este sentido, y sobre las acusaciones de que el Kremlin está tras determinadas campañas de desinformación en las redes sociales, lo contrapone a los casos de "manipulación y falta de deontología profesional" en determinados diarios y televisiones europeas, y en la forma sesgada en la que a veces se presenta a Rusia.
Roig aborda también en su libro la anexión de Crimea, que llevó a Occidente a imponer sanciones a Rusia, y en este punto recuerda cómo en 1954 el dirigente soviético Kruschev asignó este territorio a Ucrania, pese a tener población mayoritariamente rusa.
A su juicio "era perfectamente legítimo que Ucrania quisiera independizarse de la URSS, por las razones que fueran, pero no parece lógico que se utilizaran las fronteras que habían sido expandidas por los soviéticos", y apuesta por celebrar un nuevo referéndum sobre su estatus bajo supervisión internacional.
"De arreglarse lo de Crimea -dice- todo lo demás sería mucho más fácil de resolver", aunque para ello Roig aboga por diseñar desde la UE "una política exterior clara con unos intereses geoestratégicos claros", que no siempre son coincidentes con los intereses de EEUU.
"Quizás para mejorar las relaciones será necesario que se vaya Putin", admite Roig, quien más allá de los dirigentes políticos cree necesario el acercamiento a una población "que pretende ser europea pero que tampoco quiere renunciar a su manera de ver el mundo y de hacer las cosas". EFE.
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