Tomate rosa: el sabor ancestral de la Huerta de Barbastro

El secreto del genuino e intenso sabor del tomate rosa de Barbastro (Huesca) se basa en la conservación de las[…]

El secreto del genuino e intenso sabor del tomate rosa de Barbastro (Huesca) se basa en la conservación de las costumbres de cultivo de los mozárabes que permanecieron en estas tierras del somontano aragonés y cuyas semillas se han conservado hasta nuestros días.

En el año 2010, debido a la heterogeneidad de la simiente y al intrusismo en el sector, se dio paso a la selección de semillas de este tipo de tomate y se consiguió, cinco años después, su inscripción como Variedad de Conservación en el Catálogo Nacional y Comunitario.

Para este proceso, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) llevó a cabo una elección de semillas entre más de setenta agricultores locales de la comarca del Somontano y alrededores que las habían conservado de generación en generación.

"Como consecuencia de los trabajos de selección, actualmente se dispone de dos líneas seleccionadas, una de ellas destaca por sus cualidades organolépticas (sabor) y otra por su capacidad productiva", explica la directora CITA, Cristina Mallor.

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A la tradición y el "sabor de antaño" se unen otros atributos como su aroma, su equilibrio entre la carnosidad y jugosidad y su punto ajustado de acidez.

Pero si algo llama la atención es su tamaño y su peso, que suele oscilar entre los 350 y 400 gramos, con casos excepcionales como el del ganador el año pasado del concurso organizado por el Ayuntamiento de Barbastro, de dos kilos y cuarto de peso.

Según el presidente de la Asociación para la Marca Tomate Rosa de Barbastro, Esteban Andrés, este "auténtico deleite" es "cotizado en las cocinas de restaurantes gourmet y con estrellas Michelin" y su precio oscila entre los 3'5 y los 10 euros el kilo, aunque es muy variable.

El tomate rosa, que ya ha conseguido la distinción de Marca Nacional de Calidad, es muy frágil, por lo que es recomendable su consumo "de la huerta a la mesa" ya que sólo se conserva durante dos o tres días.

Por esta razón, según la asociación para la marca, se consume en un 40 % en la zona del Somontano y el resto de Aragón y en un 60 % en Madrid, Barcelona y ciudades del norte peninsular ya que no se exporta al extranjero por su rápido deterioro y porque los hortelanos ni siquiera llegan a cubrir la demanda nacional.

Y es que, frente a una mata de tomate híbrido, que produce de 8 a 10 kilos de hortaliza, la del rosa no sobrepasa los dos o dos kilos y medio, cuatro veces menos y, además, el 40 % de esta producción no es comercializable.

La plantación de tomate rosa, que se da a lo largo de este mes de mayo, dará sus frutos a partir de julio y la recolección se prolongará los meses de agosto, septiembre y octubre.

Así, el tomate rosa crea un importante impacto económico en esta comarca de población rural ya que, según el presidente de la asociación para su promoción, este producto crea unos cien empleos durante toda la campaña; además de un efecto colateral en servicios indirectos como la gastronomía, el almacenaje o el transporte.

Este año se espera que las 500.000 matas que se están plantando en la zona produzcan de 1 millón a 1,2 millones de kilos de tomate, si las condiciones climáticas son idóneas, es decir, temperaturas suaves con calor durante el día y frescor por la noche.

Y es que, el tomate rosa crece en un entorno privilegiado, la Huerta de Barbastro, regada por el agua que discurre por las cordilleras prepirinaicas a través de los canales mozárabes modernizados y basada en el sistema de cultivo tradicional, sin mecanismos ni químicos.

Como novedad, el CITA va a producir durante esta campaña, por primera vez, semilla certificada de Tomate Rosa de Barbastro a partir de las líneas seleccionadas para ponerlas a disposición del sector productor de simiente.

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