Abengoa encara el tramo final de las negociaciones con nuevo equipo directivo

Abengoa ha decidido afrontar el tramo final de las negociaciones para su reestructuración con un nuevo equipo directivo, una manera[…]

Abengoa ha decidido afrontar el tramo final de las negociaciones para su reestructuración con un nuevo equipo directivo, una manera de marcar distancias con la familia Benjumea que pretende contribuir a acercar el acuerdo.

El nuevo presidente, Antonio Fornieles, y su consejero delegado, Joaquín Fernández de Piérola, -que hasta ahora era consejero director general- se encargarán así de representar a la empresa en las últimas reuniones de negociación, a falta de menos de un mes para que venza el plazo de cuatro meses que concede la legislación para lograr un acuerdo y evitar el concurso de acreedores.

Según indican fuentes cercanas a las negociaciones, para llegar al 28 de marzo con una solución es necesario que el preacuerdo entre los acreedores principales y la compañía se cierre antes de mediados de mes, ya que posteriormente es necesario abrir un plazo de contactos con otros acreedores y un periodo de adhesiones.

El objetivo final es construir una empresa más pequeña, centrada en ingeniería y construcción, y con una deuda sostenible, que se situaría en torno a un tercio de los 9.000 millones actuales.

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La compañía ha defendido el relevo en la dirección del grupo anunciado anoche como una vía para "facilitar un acuerdo" de reestructuración y de "potenciar la independencia" respecto a su principal accionista, Inversión Corporativa, que es la sociedad que aglutina las participaciones de la familia Benjumea y otros socios fundadores.

Precisamente, el ya expresidente José Domínguez Abascal había sido nombrado a instancias de Inversión Corporativa en septiembre del pasado año como relevo del histórico presidente Felipe Benjumea. En aquel momento, Benjumea quedó vinculado a la compañía mediante un contrato de prestación de servicios que ahora ha sido rescindido.

De esta manera, el grupo prepara el terreno para la previsible transformación de su accionariado, que podría quedar en manos de los acreedores si la reestructuración de la deuda se realiza mediante capitalización de préstamos.

En cualquier caso, la cúpula de Abengoa ha estado en permanente transformación desde que comenzaron sus problemas económicos, hace algo más de un año.

El primer cambio, en mayo de 2015, supuso la salida del hasta entonces consejero delegado Manuel Sánchez Ortega, quien siguió formando parte del consejo hasta julio. Le sustituyó Santiago Seage, que procedía de la filial cotizada en los Estados Unidos Abengoa Yield.

Unos meses más tarde, en septiembre, se produjo el relevo en la presidencia, de Benjumea a Domínguez Abascal, aunque el poder ejecutivo seguía manteniéndose en el consejero delegado.

Este esquema se mantuvo hasta noviembre, cuando la delicada situación de la firma precipitó la solicitud del concurso de acreedores. Dos días después, Seage abandonaba su puesto y el poder ejecutivo se concentraba en Domínguez Abascal.

Domínguez Abascal ha afrontado, junto al hasta ahora consejero director general de la compañía, Fernández de Piérola, la parte más dura de las negociaciones con los acreedores y ahora cede el puesto a Fornieles, quien ya formaba parte del consejo y asume ahora el reto de cerrar el acuerdo.

La transformación directiva del grupo ha llegado incluso a la Audiencia Nacional, donde Benjumea y Sánchez Ortega se enfrentan a una querella por posible administración desleal al recibir unas indemnizaciones con su salida del grupo de 11,5 millones y 4,5 millones de euros, respectivamente.

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