La OCDE reclama bajas de paternidad más largas y mejor remuneradas

En España, el padre tiene derecho a dos semanas de ausencia, cuatro veces menos que la media de los países desarrollados

Las bajas por paternidad en España son cuatro veces más breves que las de la media de los países de la OCDE. Mientras que los nuevos padres españoles solo tienen derecho a ausentarse dos semanas de sus puestos de trabajo, el promedio entre los estados desarrollados es de dos meses. Una situación que no solo sostiene las diferencias salariales entre hombres y mujeres, sino que puede ser perjudicial para las familias, el desarrollo de los hijos y la economía del país.

«Las madres suelen usar casi completo su derecho de baja por maternidad y a menudo la extienden quedándose con una parte de la del padre», asegura la OCDE en un artículo titulado 'Baja paternal: ¿dónde están los padres?' publicado ayer. «Mientras que la mayoría de hombres se ausentan de sus trabajos unos pocos días tras el nacimiento de un hijo, solo los más implicados y valientes ejercen su derecho a esta baja». Aun así, recalcan, las diferencias entre países son abismales. No solo en las políticas, sino también en la cultura respecto a estas prácticas.

Los países que cuentan con unas bajas por paternidad más generosas son Japón y Corea del Sur. En ambas, el periodo en el que pueden ausentarse del trabajo es de un año. Sin embargo, aclaran desde la OCDE, son muy pocos los que las aprovechan. «En los países asiáticos han intentado promover estas políticas por su baja tasa de natalidad», explica María Huertas, analista de Educación y Progreso Social de la organización y autora de una de las investigaciones más destacadas sobre el tema. «Pero también son un buen ejemplo de que ofrecer estas políticas no es suficiente para mejorar la situación; también hay que cambiar la cultura, que no es tan fácil».

En Europa, Francia es el país con un permiso reconocido más amplio, de siete meses, aunque solo lo utilizan un 4% de los padres. Los motivos de esta baja adhesión, destaca Huertas, se encuentran en que solo las dos primeras semanas están remuneradas. «Normalmente es la madre la que tiene un salario más bajo y, por tanto, el impacto para la economía familiar es menor», asegura Huertas.

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Solo en los países nórdicos, explica la investigadora de la OCDE, la situación está más equilibrada. Cada progenitor cuenta con tres semanas de baja intransferibles y a estas pueden sumarse otras tres, a repartir como convengan ellos. Todas bien remuneradas. «Una paga cuantiosa es importante porque, si no, puede complicar la situación familiar», recalca Huertas.

Según la OCDE, estas políticas tienen sobre todo efectos positivos. Ayudan a reducir la desigualdad entre hombres y mujeres a nivel laboral y salarial, son beneficiosas para el desarrollo del hijo, para la situación sentimental de la pareja y también para el padre. «Las bajas por paternidad ayudan a las mujeres a recuperarse del parto, es bueno para la salud del hijo y aumenta la empleabilidad de la mujer, lo que a su vez reduce el riesgo de pobreza para la familia», señala la organización.

Desde la OCDE recomiendan a los países miembros que las bajas por paternidad sean moderadamente cortas, de menos de seis meses, pero estén bien remuneradas. También reivindican que el periodo de ausencia del padre sea en exclusiva para él y no transferible a la madre. «El objetivo es que, cuando un empleador tenga enfrente a un hombre y a una mujer con las mismas aptitudes, ambos tengan idénticas capacidades de conseguir el trabajo», indica Huertas.

Estas políticas, señala la analista, también tienen la capacidad de reducir la desigualdad socioeconómica en los países donde se aplica. «Hicimos un estudio entre cuatro países de la OCDE: Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Dinamarca», explica. Según sus resultados, mientras que en el país nórdico -que cuenta con la política más avanzada de los estudiados- se acogían a las bajas por paternidad hombres de todas las clases sociales, en el resto era una práctica casi exclusiva de los varones de clase alta. «Una situación que genera más desigualdad», aclara Huertas.

Pese a su coste inicial y aunque no hay datos definitivos, indica Huertas, unas políticas más ambiciosas generarían más prosperidad al permitir que más mujeres se sumasen al mercado laboral.

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