Sepi tecnológica: ¿más Koldos en los consejos de administración? 

El anuncio del Gobierno de la puesta en marcha de una Sepi tecnológica es un paso más en la estrategia de Sánchez de intervenir en los sectores de ciberseguridad, defensa e inteligencia artificial

El anuncio del ministro de Transformación Digital, José Luis Escrivá, sobre la creación de una nueva entidad pública, la Sociedad Española para la Transformación Tecnológica, es una respuesta a lo anticipado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Davos. 

En el marco del foro celebrado en la localidad suiza a mediados de enero, Sánchez dijo en una entrevista que quería extender el papel del Estado en empresas estratégicas y apuntó a los sectores de ciberseguridad, defensa e inteligencia artificial. 

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La entrada en Telefónica para contrarrestar la operación de Saudi Telecom ha sido la excusa perfecta para el Gobierno para crear esta sociedad, planear el desembarco en otras compañías y completar su plan intervencionista. 

Posiblemente, el momento elegido para dar a conocer esta iniciativa no sea el mejor. En plena crisis por la presunta trama de corrupción en la compra de mascarillas durante la pandemia, lo primero que se puede pensar es que las empresas en las que participe esta nueva entidad pública sirvan para extender las prácticas clientelares tan abundantes en este Gobierno. 

El temor ahora mismo es que esta sociedad facilite el que los consejos de administración se pueblen de amiguitos del alma, del perfil Koldo García. 

Y que esta estrategia intervencionista siga alejando de nuestro país a los inversores internacionales, que son muy recelosos a la presencia de los Gobiernos en las compañías.

¿Cumplirá Escrivá los plazos?

Sorprende también que el ministro Escrivá diga que la bautizada como Sepi tecnológica estará operativa en dos o tres meses.  

Este ministro lo cierto es que no atina demasiado con los tiempos. El macrofondo público de pensiones que él impulsó tardó una eternidad en crearse, lo mismo que su famosa reforma de las pensiones, que para sacarla adelante Bruselas tuvo que ampliar una y otra vez los plazos porque no llegaba. 

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Con estos antecedentes pocos se creen que la sociedad se ponga en marcha en el tiempo previsto y que tenga como objetivos todo lo que dijo el ministro. Intervenir y controlar a las empresas es su razón de ser. No le den más vueltas. 

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