Ultimátum del mercado al Banco Popular

El Banco Popular está llegando a una situación límite. La caída de hoy, de más de un 17% y con[…]

El Banco Popular está llegando a una situación límite. La caída de hoy, de más de un 17% y con un importantísimo volumen, es muestra de que algo muy malo se teme el mercado. ¿Cuál o cuáles han sido los detonantes de esta situación, de que se estén precipitando los acontecimientos? Quizás, como apunta Jesús de Blas, de Bankoa Crédit Agricole, éste sea uno de los últimos avisos que dén la entidad y el mercado de la urgente necesidad de resolver su situación. 

¿Cuáles han sido los últimos detonantes? Varios. La publicación por parte de ABC de que la entidad estaría dispuesta a venderse a 0,55 euros por acción, por debajo del precio de cierre de ayer (0,60 euros), lo que implicaría no ya una operación con prima, sino con descuento, lo que puede significar, también, que los posibles compradores no están dispuestos a pagar más. Así, según Ignacio Cantos, de Atl Capital, lo que ha hecho la acción ha sido ajustarse a ese último precio de referencia para una posible operación. De Blas apunta que es más fácil hacerlo caer que lo contrario, en referencia a las filtraciones que hablan de los precios bajos a los que supuestamente estaría dispuesto el Popular a venderse. ¿Existe el interés de hacer caer al Popular?. Si así fuera, como apunta De Blas, "hay demasiado en liza como para jugar con esto. Este juego se le puede llevar por delante en cuestión de días", asegura. 

La destrucción de valor, el deterioro del capital por la mera evolución de la acción en el mercado, está siendo brutal y rapidísima. Y aún hay analistas que sitúan su precio objetivo por debajo de los niveles actuales, en el entorno de los 0,40 euros. 

De hecho, se ha ido todavía por debajo de ese último precio de referencia para una posible operación corporativa, los 0,55 euros por acción, debido a la filtración de la vigilancia a que estaría siendo sometido por parte del Mecanismo Europeo de Resolución, que parece no ver claro que la historia se termine con una operación corporativa, lo que le haría inclinarse por una eventual liquidación. "El mercado tiene miedo: ha visto la palabra 'liquidación' y se le han puesto los pelos de punta", afirma Jesús de Blas. La puntilla habría sido la nota negativa que habría recibido del Fondo Monetario Internacional en un test de estrés que la entidad española suspendería tanto en su escenario base como en el adverso, según ha publicado Vozpópuli.  

De acuerdo con Javier Bernat, de GVC Gaesco Beka, con esta fuerte caída, el banco no descuenta que se produzca una compra a corto plazo o, al menos, no descuenta que los potenciales interesados en hacerse con la entidad vayan a hacerlo con la estructura financiera actual que tiene la entidad. Aunque Bernat no descarta que el banco siga cayendo hasta quedarse tan barato que pueda resultar interesante para el capital riesgo extranjero, que lo podría adquirir para terminar vendiéndolo por partes. 

La decisión del Popular de extender el el plazo para recibir ofertas hasta finales de junio hace sospechar que la venta no está siendo fácil. Puede incluso, como comentan fuentes financieras, que se estén retirando compradores. Quizás porque, en el fondo, el mercado no sabe lo que vale el Popular y eso preocupa mucho. "Si la pérdida asociada a su compra fuera asumible, alguna entidad habría mostrado interés y se hubiera podido llegar a un acuerdo", comentan fuentes financieras. 

De ser así, la resolución de los problemas del banco con sus propios medios, con una ampliación de capital, sería dificilísima, casi imposible: si los grandes bancos españoles no lo quieren comprar, ¿acudirían los inversores institucionales y los particulares a poner dinero otra vez?

¿Es que no hay que descartar, entonces, una liquidación del Popular? Tal y como apunta Bernat, por el momento ninguna crisis bancaria reciente se ha resuelto con una liquidación, nunca ha sido ésa la salida. Bien es verdad que de acuerdo con la nueva normativa comunitaria, las crisis bancarias deben ser absorbidas por las entidades que las sufran, con sus propios recursos. La gran cuestión, entonces, es si el Popular tiene diseñado cómo sería su proceso de liquidación. 

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¿Sería posible, o recomendable, una intervención pública? Bernat no la descarta, pero sería una operación difícil porque aumentaría el déficit y Bruselas no lo aceptaría. 

Lo que parece claro es que el mercado ha perdido la paciencia. O, al menos, parece estar poniendo un ultimátum. Se habla de necesidades de provisiones, tal y como apunta Bernat, de 5.000 millones de euros (una cifra que duplica la capitalización actual del banco tras la debacle de hoy), y la entidad, desde la junta general de accionistas con la que se estrenó el nuevo presidente, Emilio Saracho, no ha anunciado ni ha mostrado intención de acometer una recomposición del capital en sentido amplio. Apenas se ha realizado alguna pequeña venta cuyo impacto es insignificante para cubrir los riesgos asociados a los activos problemáticos. 

¿Puede aguantar mucho tiempo el banco en esta situación?

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Pero, ¿puede aguantar mucho tiempo el Popular en esta situación? Jesús de Blas dice que no: "El financiero es un sector en el que el activo principal es la confianza y si ésta se quiebra es muy difícil de recuperar". En una entidad cotizada, la cotización bursátil es el reflejo del crédito que el mercado tiene depositado en ella. 

Con las noticias de hoy y, sobre todo, de mañana, en los medios de comunicación generalistas, en la televisión, si es que la cotización termina cayendo el grueso volumen que está bajando esta mañana, el peligro está en que la salida de depósitos se acelere. "Objetivamente, esta situación no se puede mantener, porque se quiebra la confianza del cliente", asegura de Blas. Las fugas de depósitos han sido el preámbulo de los problemas de entidades que han terminado llegando al límite. 

Según apunta De Blas, lo que puede correr más peligro son las grandes cuentas, más que las de los pequeños clientes. El riesgo está más en las grandes posiciones de tesorería de empresas e instituciones que en los clientes minoristas. A otras fuentes del mercado les "consta" que los grandes clientes ya se están yendo no sólo con los depósitos, sino también con las líneas de crédito, ya que, en las circunstancias en las que se encuentra el banco, no están seguros de que se las puedan mantener y ampliar. La crisis de confianza, por tanto, estaría llevando a que se dañe incluso la parte que se considera más atractiva de la entidad, su negocio de pequeñas y medianas empresas. 

"Estos acontecimientos van generando una bola de nieve que a veces precipita los acontecimientos que en principio no tendrían que haberse producido", afirma De Blas. En el sector financiero es muy habitual hablar de profecías que se cumplen a sí mismas. Como decía Keynes, el mercado puede estar atacándote durante más tiempo del que tú puedes mantener tu solvencia, aunque ese 'tú' sea JP Morgan, como señala Ignacio Cantos, que añade: "El propio Saracho ha dicho que está saliendo dinero del banco y que por eso hay cierta urgencia". "Un negocio que presta dinero a cuarenta años y se financia con depósitos a la vista, tiene un problema importante si se quiebra la confianza", añade Cantos. 

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¿Veremos una solución de fin de semana, como ocurría en lo peor de la crisis, cuando los grandes problemas financieros se resolvían los domingos? 

Fuentes del mercado apuntan que la solución óptima sería una fusión con ayuda pública, con un esquema de protección de activos, por el cual el Estado se comprometería a asumir una parte de las pérdidas potenciales de los activos problemáticos, si es que asumirlos tal cual por la entidad compradora fuera problemático, si es que absorberlos tal cual mermara su solvencia. Aunque ése no es el escenario probable, tanto por cuestiones legales como porque políticamente y socialmente no se vería bien afrontar la crisis con ayudas públicas. 

En todo caso, la solución, probablemente, vendrá, según intuyen algunos expertos, cuando la situación se haya deteriorado aún más, cuando la situación sea todavía más desesperada. O cuando el resto de entidades reclamen que empiezan a verse afectadas por los problemas que sufre el Popular.

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