El rublo se desploma a nuevos mínimos históricos
El rublo volvió a renovar hoy su mínima cotización histórica ante el dólar estadounidense, arrastrado por una nueva caída del[…]
El rublo volvió a renovar hoy su mínima cotización histórica ante el dólar estadounidense, arrastrado por una nueva caída del crudo y el miedo de los mercados por la salud de la economía mundial y los riesgos geopolíticos.
El récord negativo registrado por la moneda rusa en diciembre de 2014, cuando llegó a cambiarse a 80,1 dólares en una jornada de pánico en el parqué moscovita conocida como el "martes negro", fue superado hoy con creces.
Tanto el cambio oficial de la moneda rusa, fijado hoy por el Banco Central de Rusia (BCR) en 79,4614 rublos por dólar, como las operaciones en bolsa, donde el rublo superó 81 dólares, superaron hoy miércoles esas cotas históricas.
El petróleo, principal producto que exporta Rusia y cuya venta al exterior nutre en gran medida las arcas del Estado, volvió hoy a sus mínimos de más de doce años al bajar de los 27 dólares por barril Brent, de referencia en Europa.
"No descartamos que las cifras psicológicas (como los 80 rublos por dólar) puedan causar el pánico entre la población y especulación en la bolsa", advirtió Aliona Afanásieva, analista sénior de Forex Club Rusia.
Sólo en ese caso, agregó, el Banco Central saldría al mercado con una intervención para comprar rublos y frenar así la caída.
El regulador financiero, sin embargo, quitó hierro al desplome de la moneda nacional y explicó que su depreciación está justificada por la situación con el petróleo.
"Intervendremos sólo si vemos riesgos para la estabilidad financiera. Ahora no los hay", dijo la jefe del BCR, Elvira Nabiúllina.
A las malas noticias sobre las perspectivas de crecimiento económico mundial, difundidas ayer por el Fondo Monetario Internacional, y la ralentización de la economía China se suman los riesgos geopolíticos en Oriente Próximo, donde se acumulan las mayores reservas de petróleo del mundo.
En el caso concreto de Rusia, hay que añadir el impacto de las sanciones económicas occidentales por la anexión de Crimea.
En estas circunstancias, la economía rusa atraviesa su peor momento de este siglo después de la bonanza que vivió el país durante la década pasada gracias a los altos precios del crudo, que hoy se han convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza del Kremlin.
Nada más arrancar el año, el Gobierno ruso se vio obligado a importantes recortes presupuestarios que podrían elevarse si no mejora la situación, algo que a corto y medio plazo se da como prácticamente imposible por la mayoría de expertos.
Los presupuestos del Estado para 2016 se calcularon con base en un precio anual medio del petróleo Urals de 50 dólares por barril, cuando actualmente en los mercados internacionales cotiza por debajo de 29 dólares y sin perspectivas de un repunte considerable a mediano plazo.
El primer ministro ruso, Dimitri Medvédev, anunció hoy mismo que su Gobierno trabaja en "nuevas medidas en el plan anticrisis" ante la rapidez con la que han caído el petróleo y el rublo.
A la misma hora, el presidente del país, Vladímir Putin, reconoció en un foro económico que "las dificultades han afectado a prácticamente todos los sectores", pese a que hace poco más de un mes aseguraba que lo peor de la crisis había pasado para Rusia.
Aunque las autoridades rusas repiten sin cesar que el país debe crear un nuevo modelo de crecimiento que no dependa de los ingresos que generan las exportaciones de petróleo, algunos economistas de prestigio temen que prácticamente ya haya perdido el tren de la revolución tecnológica.
"Hay que decirlo francamente: hemos perdido la competición. Y ello supone esclavitud tecnológica. Diría que estamos entre los países que están perdiendo", dijo Herman Greff, presidente de Sberbank, el mayor banco del país y de Europa del Este.
Según las estimaciones oficiales, a la espera de los datos definitivos, en 2015 la economía rusa se ha contraído el 3,8 por ciento.
Las previsiones gubernamentales actualizadas para este año señalan que el Producto Interior Bruto del país disminuirá el 0,8 por ciento, en consonancia con los cálculos del Banco Mundial y el FMI, que pronostican para Rusia una caída del 1 por ciento.