El riesgo de cotizar a golpe de goles

24 clubes de fútbol del Viejo Continente cotizan en bolsa. Salvo Manchester United y Arsenal el resto se encuadran en el Stoxx Europe Football y todos comparten las mismas característas: volatilidad, rumorología y forofismo.

La Juventus de Turín perdió 2 a 0 contra el Atlético de Madrid en el partido de ida de octavos de final de la UEFA Champions League. Al día siguiente las acciones del conjunto italiano se desplomaron hasta tal punto de tener que suspender su cotización y cerraron con una caída del 11,11 por ciento. Pero detrás de este descalabro bursátil no está únicamente el resultado en sí, sino el fichaje del astro portugués Cristiano Ronaldo. El pasado verano, contando con los rumores y confirmación de contratación del jugador luso, los títulos de la Vecchia Signora desarrollaron un rally de un escandaloso 85 por ciento de subida. Además, se trata de un valor que acaba de debutar en el mayor selectivo de la bolsa transalpina, el FTSE MIB de Milán.

El analista de XTB Álvaro Giménez Cuenca comenta que, en el caso de la Juventus, la volatilidad se traduce en que los inversores daban por hecho, únicamente por el fichaje, que la escuadra turinesa pelearía hasta el final por la Champions. Y, por tanto, «la probabilidad de caer pronto contra el Atlético, hace daño a un club cuyos inversores dan por sentado que, como mínimo, ganará la liga del país», comenta este experto. Aunque también reconoce que, en caso de darle la vuelta a la situación contra el Atlético de Madrid y pasar a cuartos de final, sería «una gran oportunidad de compra». Este ejemplo explica la alta volatilidad que sufren los clubes de fútbol que cotizan en bolsa, y cómo esta volatilidad se escapa a las variables que tradicionalmente tienen en cuenta los inversores cuando entran en una compañía: resultados, previsiones, contratos, estabilidad financiera... En este sentido, el analista de Self Bank Felipe López-Gálvez afirma que lo que más afecta a la cotización en bolsa de un equipo son los éxitos deportivos, porque «los resultados financieros están condicionados por estos».

Un hecho que para el catedrático de Economía Financiera José Luis Sánchez Fernández de Valderrama es un error: «Los inversores deberían ver a los clubes por su parcela de contratos de marketing y publicidad a largo plazo, grandes operaciones como reformas de instalaciones o ingresos y gastos por compra-venta de jugadores, más allá que por los resultados del equipo en un partido puntual o una competición». Por ello, para este profesor, una vez que un equipo cotiza en bolsa, «hay que mirarlo como a cualquier otra empresa», y cree que, dada la volatilidad de estos valores, «se aprecia que entran a comprar muchos fororos y aficionados de estos equipos». Para Fernández de Valderrama el objetivo final debe ser que «la compañía funcione bien gracias a una gran estrategia comercial más allá de ganar títulos». Una teoría tan sólida se ve lastrada si se atiende a las cotizaciones de clubes que participan en competiciones europeas. Como ejemplo, los conjuntos que se han enfrentado a los españoles en la Europa League. La Lazio, rival del Sevilla, cayó un 3,1 por ciento tras ser eliminada; el Celtic de Glasgow cedió un leve 0,3 por ciento, después de ser derrotado por el Valencia, pero tras 15 días sin movimientos en su cotización, y el Sporting de Portugal cedió un 2,78 al ser apeado por el Villareal. 

¿Es buena idea lanzar a los clubes al mercado?

Giménez-Cuenca explica estas fluctuaciones por «una fuerte presencia de la sensibilidad entendida como lo receptiva que es la cotización a cualquier tipo de noticia que afecte al rendimiento del equipo y no de sus cuentas». Y, en este punto, comenta este experto, «radica el riesgo que conlleva para el inversor entrar en equipos de fútbol». Por tanto, un equipo de fútbol es una empresa, pero tiene una serie de sentimientos que cotizan y que el inversor tiene que conocer porque entran en juego.

Teniendo en cuenta la alta volatilidad y los factores externos al clásico análisis fundamental de una compañía, López-Gálvez tiene claro que comprar acciones de un equipo «es lo menos estable que puede haber además de que las acciones de estos valores suelen poseer una liquidez escasa». Pero este analista también reconoce que «se trata de una industria de moda, en plena expansión y que cuenta con un incremento significativo de ingresos en los últimos años».

El profesor Fernández de Valderrama considera que no es una mala opción lanzarse a bolsa tal y como demuestra el Stoxx Europe Football, que aglutina a 22 componentes del fútbol en el Viejo Continente: «Este índice ha subido en los últimos tres años más de un 30 por ciento y se está convirtiendo en un gran negocio».

De la misma opinión es López-Gálvez y añade que el hecho de cotizar en bolsa «da notoriedad, les otorga más potencial a la hora de negociar con otras empresas o incluso con los bancos, sabedores de que al cotizar en bolsa la empresa ya ha pasado una serie de auditorías y controles, lo cual les tranquiliza». Por su parte, Giménez-Cuenca recuerda que la opción más lógica por la cual un equipo pasa a cotizar es por la necesidad de encontrar inversores que les faciliten el acometer un gran proyecto, reducir un alto volumen de deuda o por falta de liquidez.

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De esto se desprende que en el Stoxx Europe Football encontremos a equipos de segunda y tercera fila y, en cambio, se echen en falta primeras espadas, como el Manchester United, o que otros clubes, como Real Madrid, Barcelona, Bayern de Munich o PSG ni siquiera coticen porque no necesitan esa financiación del mercado.

Al Stoxx Europe Football le falta lustre

De los 22 componentes que conforman este índice únicamente se pueden consideran como clubes de primera línea a Juventus y Borussia Dortmund. Fuera del índice, el Arsenal, también de los más potentes económicamente de Europa, cotiza en la Bolsa de Londres y el Manchester United, entre los tres clubs con mayor poder adquisitivo del mundo, ni siquiera cotiza en Europa, ya que el holding propietario es estadounidense y el club cotiza en Nueva York. Los otros dos clubes con mayor músculo financiero y que no cotizan son el Real Madrid y Barcelona. Aunque los expertos les otorgan el máximo potencial si cotizaran, lo que les facilitaría sobremanera la financiación, también apuntan que tienen tal poderío por generación de caja que no les es necesario.

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