Un año de cárcel para un DJ que mezcló «techno» y la llamada a la oración musulmana en Túnez

Lo que comenzó como un festival de música más en la turística localidad tunecina de Hammamet ha acabado con el[…]

Lo que comenzó como un festival de música más en la turística localidad tunecina de Hammamet ha acabado con el cierre de la discoteca y la condena a un año para el DJ que pinchó una mezcla en la que intercalaba ritmos «techno» con notas de la llamada a la oración de los musulmanes. Un tribunal de justicia tunecino ha condenado este jueves al DJ británico Dax J a un año de prisión por sendos cargos de «exhibicionismo y violación de la decencia y moral pública», según han señalado fuentes judiciales a medios locales.

Un puñado de vídeos de la actuación del británico, considerado una de las jóvenes promesas de la música «techno» y que tomaba parte del Festival Orbit en Túnez, han encendido la polémica en el país norteafricano, de mayoría musulmana pero considerado el más laico de los países árabes. Durante su actuación el pasado 1 de abril, Dax J pinchó la canción «'Adhan / Call to a Prayer», que durante 20 segundos mezcla tonos del 'ahan -la llamada a la oración que los altavoces de las mezquitas repiten cinco veces al día-, y que le ha valido, además de críticas por su «falta de sensibilidad», decenas de amenazas, algunas de muerte, que le han forzado a cerrar sus perfiles en redes sociales, Twitter y Facebook. Dax J, que abandonó el país al poco de finalizar su actuación, ha sido condenado «en ausencia», según ha señalado el fiscal Ylyes Miladi.

Los vídeos se han difundido masivamente hasta llegar a las autoridades locales, que decidieron emprender una investigación que acabó con el arresto del propietario y el cierre del club «El Guitone», donde se celebró el evento en la provincia de Nabeul, según han apuntado desde la organización del festival. «Tras confirmar los hechos, hemos decidido cerrar el club nocturno hasta próximas noticias», declaró entonces el gobernador de Nabeul, Mnaouar Ouertani. «No permitiremos ataques contra los sentimientos religiosos ni lo sagrado», añadió.

Pese a las reiteradas disculpas del pinchadiscos, que publicó un comunicado insistiendo en que «no era su intención molestar u ofender a nadie»; la polémica ha llegado hasta El Ministerio de Asuntos Religiosos, que aseveró a través de un comunicado que «burlarse de los sentimientos de los tunecinos y sus principios religiosos es algo absolutamente inaceptable».

A través de su perfil de Facebook, la organización del Festival Orbit también se ha disculpado: «Dax J es inglés y ha pinchado música recientemente en Europa, por lo que no se percató de que (la mezcla) podría ofender a una audiencia de un país musulmán como el nuestro».

https://www.facebook.com/TheOrbitFestival/posts/1831583397108359

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«Dax J no tenía intención de ofender o provocar su ira. (...) El sonido de la llamada a la oración le inspiró musicalmente, y pensó que los tonos podría gustar al público», ha insistido la organización, intentando calmar los ánimos y las críticas de decenas de tunecinos y musulmanes de otros países que se han acercado a la red social para mostrar su enojo por lo que han considerado «una falta de respeto» por parte del artista y la organización del festival.

Aprovechando la polémica, el presidente del Consejo Nacional de imanes (religioso que dirige el rezo en la mezquita), Chihebeddine Telliche, insistió este jueves en la clausura de los locales nocturnos que ofrezcan bebidas alcohólicas. «El islam es la religión del Estado y el pueblo de Túnez, y lo sagrado es una línea roja que no se puede cruzar», ha mantenido el representante de la comunidad de imanes, quien además ha pedido la intervención del Estado para prohibir «conceptos ajenos» a la fe musulmana como el alcohol, pero también grupos civiles pro-derechos homosexuales.

Túnez, considerado el único «éxito» de la llamada Primavera Árabe, se debate entre la apertura política a los partidos islamistas y su identidad más laica, que ha caracterizado al Gobierno del país en las últimas décadas. Sin embargo, los problemas económicos, el desempleo y la falta de turismo están poniendo a prueba la tolerancia de la sociedad tunecina, que se enfrenta además al radicalismo y el regreso de miles de sus jóvenes que se unieron a Daesh en Irak y Siria.

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