«Si no descubren petróleo, nos espera un futuro muy negro»

Un parque público para él solo, con sus columpios y su tobogán. Podría ser la envidia de cualquier niño pero[…]

Un parque público para él solo, con sus columpios y su tobogán. Podría ser la envidia de cualquier niño pero a Mario, de cinco años, no le gusta ser el único escolar del pueblo. Lo corrobora su madre, Sara Encinas, una de las dos únicas veinteañeras de Cazurra, que reconoce que para ella es una tranquilidad que no haya coches ni ningún peligro para el niño pero él siempre dice que se aburre y su época preferida es el verano, cuando el municipio más pequeño de la Tierra del Vino de Zamora ve multiplicada su población.

Sara Encinas, una de las dos únicas veinteañeras de Cazurra
Sara Encinas, una de las dos únicas veinteañeras de Cazurra

El resto del año es difícil ver personas por las calles. Únicamente hay 82 habitantes censados, la mitad de ellos jubilados, pero la población real es aún menor, ya que la gente de mediana edad hacen vida en Zamora. Hasta el propio alcalde, Juan Carlos Casas, tiene su residencia habitual en la ciudad. A este ganadero de porcino el futuro del pueblo le quita el sueño. Hace unos años llegó incluso a ofrecer parcelas municipales gratuitas para las empresas o industrias que quisieran asentarse en el municipio, pero no fructificó.

Desde hace más de una década, cuando cerró el último negocio de hostelería, Cazurra es un pueblo casi fantasma en el que el único punto de encuentro y reunión es un centro cultural que hace las veces de bar. Aún así, un viernes de finales de enero al mediodía sólo hay una persona en el local. Adriano Portales, el numantino hostelero del municipio, se vio obligado a emigrar a Valladolid para trabajar y, ya jubilado y viudo, decidió regresar a su pueblo contra el criterio de sus hijos.

«Si no descubren petróleo nos espera un futuro muy negro»

«Aquí se está muy a gusto, aunque seamos pocos», asegura. A sus 79 años piensa que desaparecerá él antes que el municipios. Otros vecinos se lo toman con el mismo humor y declaran que «si no descubren petróleo» a Cazurra le espera «un futuro muy negro, como el de la mayor parte de los municipios del oeste de Castilla y León».

Otro cazurreño (prefieren este gentilicio al de cazurro por las connotaciones negativas) que emigró a Cataluña y que ha regresado tras jubilarse, Martín García, expone el comenterario «generalizado» de que «dentro de unos años aquí no queda nadie».


El hecho de que la economía local esté basada en la agricultura y la ganadería y de que los tres últimos kilómetros de acceso al pueblo se realicen por una estrecha carretera se citan como algunos de los males que ahogan el futuro de Cazurra. Tampoco le ha servido al Ayuntamiento tener las calles asfaltadas, una buena red de abastecimiento y alumbrado público, dar wifi gratuito, poner televisión de pago en el centro cultural para poder ver los partidos de fútbol, contar con un frontón...lo que no hay es relevo generacional para usar las instalaciones.

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