Serrat y la berza identitaria

En algunos países califican a sus grandes entretenedores de «tesoro nacional». Tal era la consideración que merecían Johnny Hallyday y[…]

En algunos países califican a sus grandes entretenedores de «tesoro nacional». Tal era la consideración que merecían Johnny Hallyday y Aznavour para los franceses; o Sinatra, Elvis y Johnny Cash para los estadounidenses. Con ese mismo respeto continúan saludando los ingleses a sir Ray Davies, sir Paul McCartney o sir Elton John. Si aquí cuidásemos a nuestros artistas con la debida reverencia, Joan Manuel Serrat formaría parte del Olimpo de los venerables, por su calidad como poeta de lo cotidiano, por la eficacia con que entona sus canciones -con ese vibrato un poco peculiar, pero que a él lo torna tan próximo-; y hasta por su bonhomía, aderezada con la sal de un puntillo pícaro y risueño.

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