Matrimonios forzados de menores, un fenómeno al alza en Europa

El Reino Unido hizo públicas ayer las cifras de casos denunciados en 2016 de matrimonios forzados en el país, que[…]

El Reino Unido hizo públicas ayer las cifras de casos denunciados en 2016 de matrimonios forzados en el país, que refleja un sustancial incremento respecto al año anterior. Es una cantidad relativamente pequeña -1.428 casos según la Unidad Británica de Matrimonios Forzados (FMU)-, pero según los expertos es solo la punta de un iceberg inquietante: muy pocas novias o niñas forzadas a casarse contra su voluntad se atreven a denunciar públicamente su drama, por miedo a las consecuencias familiares o comunitarias.

Como era previsible, la inmensa mayoría de casos se centran en inmigrantes procedentes de países musulmanes. Se lleva la palma Pakistán, pero las denuncias abarcan a todo el universo de la amplia comunidad musulmana británica. Aproximadamente una cuarta parte de los casos denunciados se relacionan con chicas menores de 18 años.

España, tal como ocurre en el resto de la Unión Europea, persigue también los matrimonios forzados contra la voluntad de uno de los contrayentes. Desde la reforma del código penal, por primera vez se castiga a los culpables con penas de 6 meses a dos años de cárcel, pero -a diferencia de otros países europeos- España no cuenta con cifras oficiales del número de denuncias; el último informe filtrado por la Policía a la prensa habla de 400 casos anuales, una cifra muy pequeña en relación con una población musulmana cercana a los dos millones de residentes. Todo indica que, en España, el instrumento jurídico no está acompañado de las medidas policiales necesarias para perseguir un fenómeno que es muy habitual en las comunidades islámicas.

Gran parte de los musulmanes rechaza el matrimonio sin consentimiento de la novia. Pero las tradiciones importadas de los países de origen, y la doctrina general islámica, aceptan la posibilidad del matrimonio con chicas menores de 18 años. El contrato matrimonial, según la Sharía, la ley islámica, es un pacto legal entre el novio y el varón custodio de la novia, el llamado «wali». Algunas escuelas, como la Hanafi, establecen también como condición el sí sincero de la novia, pero la doctrina común impone como condición de legalidad del matrimonio el consentimiento del «wali». Son muchas veces «matrimonios de honor», pactos cerrados entre familias, eufemismo utilizado para esquivar el estigma occidental de matrimonio forzado.

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