Los que se arriesgan tienen premio

Es seguro que la estupidez humana tiene un límite, aunque a menudo no lo parezca, y por ello resulte difícil[…]

Es seguro que la estupidez humana tiene un límite, aunque a menudo no lo parezca, y por ello resulte difícil asumir que los dirigentes de un país arrastren hasta el precipicio a sus súbditos y les pidan que se tiren en pro de unos confusos valores. Pero, a veces, los acontecimientos se desarrollan de tal forma que uno se siente perdido y no tiene más remedio que hacer suya aquella afirmación de Lord Byron: "Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro". Muchos ahorradores/inversores se habrán hecho una reflexión semejante está última semana contemplando los vaivenes del Brexit y de las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos y su repercusión en las cotizaciones bursátiles.

Los que hayan aguantado el tipo han logrado un justo premio que les habrá ayudado, tal vez, a poner su cartera en niveles del pasado septiembre, antes del fatídico último trimestre. Quienes no hayan soportado tanta incertidumbre y hayan abandonado sus posiciones de renta variable, hace unos días o semanas, sólo pueden tener la sensación de que hicieron lo correcto. No todos los inversores tienen el mismo perfil de riesgo y lo inteligente es escoger el momento de salida que suele coincidir con ese periodo en el que cuesta un poco más coger el sueño porque, inevitablemente, dedicamos un tiempo a pensar en el riesgo de nuestro patrimonio financiero.

Lo que, tanto los que las han mantenido como los que abandonaron sus posiciones de renta variable, deben tener en cuenta es que, desaparecidas en buena parte aquellas dos grandes incertidumbres, las perspectivas no son nada halagüeñas. Nada volverá a ser igual entre el Reino Unido y la UE, ni entre EEUU y China y, por lo que hemos visto en la últimas semanas, tampoco entre China y la UE. Se está produciendo una reorganización geopolítica con enormes consecuencias en los intercambios comerciales y ello, sin duda, afectará profundamente a la actividad económica en un mundo amenazado por la climatología y los cambios tecnológicos. Prudencia.

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