
Hasta 2,1 kilómetros separan la plaza de Neptuno de la de España, los únicos puntos en los que los autobuses de transporte discrecional pueden parar para recoger a los turistas. «No podemos dejar a los pasajeros tan lejos del hotel. Los turistas con maletas, las familias con niños, carritos de bebé y la gente mayor necesitan comodidad o no querrán venir a la ciudad», lamenta Begoña Landa, empresaria de una de las 200 empresas que esta mañana han realizado una marcha por la Gran Vía para protestar contra lo que consideran «actuaciones arbitrarias y discriminatorias del Ayuntamiento» al implantar las restricciones de Madrid Central .
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