Las nuevas sanciones de la ONU pretenden cortarle a Corea del Norte un tercio del petróleo que importa

Aunque menos duras de lo que proponía Estados Unidos, las nuevas sanciones de la ONU contra Corea del Norte por[…]

Aunque menos duras de lo que proponía Estados Unidos, las nuevas sanciones de la ONU contra Corea del Norte por su sexta prueba nuclear apuntan contra la línea de flotación del joven dictador Kim Jong-un. Por primera vez, dichas restricciones incluyen sus suministros de petróleo, que proceden de China y en menor medida de Rusia.

Aprobada por unanimidad del Consejo de Seguridad el lunes por la noche, la Resolución 2375 pretende cortarle a Corea del Norte un tercio de sus importaciones de gasolina, gasóleo, combustible pesado y productos refinados. Así, se pasaría de los 8,5 millones de barriles anuales actuales a un límite de dos millones que se le dejarán al régimen estalinista de Pyongyang para que sobreviva. Frente al borrador propuesto por la Casa Blanca, que abogaba por un embrago total de petróleo, China y Rusia rebajaron la resolución final a cambio de no usar su derecho de veto.

«El petróleo es la savia de los esfuerzos de Corea del Norte para financiar y fabricar un arma nuclear», justificó la embajadora estadounidense en las Naciones Unidas, Nikki Haley. Según informa la CNN, también aseguró que «estamos diciéndole al mundo que nunca aceptaremos una Corea del Norte nuclear y que, si el régimen no detiene su programa nuclear, lo haremos nosotros».

Las sanciones también prohíben sus exportaciones textiles, que son la última fuente importante de ingresos que le quedaba al régimen porque se calcula que le reportan cada año unos 760 millones de dólares (635 millones de euros). De ellos, más de un tercio eran ventas a China.

A partir de ahora, los países no podrán conceder visados de trabajo a los ciudadanos norcoreanos. Con el fin de obtener divisas, Pyongyang tiene unas 100.000 personas en el extranjero trabajando, fundamentalmente, en la construcción en pujantes ciudades del Golfo Pérsico como Dubái y Abu Dabi. Una vez que expiren los permisos de dichos obreros, tendrán que volver a Corea del Norte y Kim Jong-un perderá unos ingresos de unos 500 millones de euros anuales, ya que el régimen se queda con sus sueldos.

La nueva resolución también veta las inversiones extranjeras en Corea del Norte y la formación de sociedades conjuntas, restringiendo aún más la capacidad operativa del régimen porque todas las empresas del país son estatales.

Para asegurar el cumplimiento de estas restricciones, China se compromete a reforzar la vigilancia en sus 1.400 kilómetros de frontera con el fin de luchar contra el contrabando.

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En cambio, no fueron aprobadas, como pretendía Washington, la congelación de los activos que puedan tener en el extranjero tanto las firmas norcoreanas como Kim Jong-un, para quien se pedía una prohibición de viajar a otros países.

Con esta nueva ronda de sanciones, la novena desde que Corea del Norte llevó a cabo su primer ensayo nuclear en 2006, la ONU pretende cortar la financiación del régimen para frenar su programa militar y sus provocaciones al mundo. Pero dichas sanciones no han funcionado porque Pyongyang ha detonado ya una bomba de hidrógeno que asegura poder montar en sus misiles intercontinentales, en teoría capaces de golpear a Estados Unido. Tras los castigos anteriores, el régimen de Kim Jong-un respondió siempre elevando su desafío, lo que hace temer el inminente lanzamiento de un inminente misil como nuevo órdago a la comunidad internacional.

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