Las Hermandades madrileñas se preparan para su semana de Pasión

Como cada Semana Santa, las calles de la capital aguardan expectantes las procesiones. Las hermandades ultiman sus atavíos de fervor[…]

Como cada Semana Santa, las calles de la capital aguardan expectantes las procesiones. Las hermandades ultiman sus atavíos de fervor y fe, con la emoción de impregnar a todos los madrileños su profundo sentimiento cofrade. Ante tal fin, cualquier esfuerzo es poco. Es el caso la Hermandad de los Gitanos, una de las más célebres de la capital, conformada por más de 130 costaleros que volverán a portar el Miércoles Santo a Nuestro Padre Jesús de la Salud y a la María Santísima de las Angustias.

El trabajo arranca desde el mismo día que acaba la Semana Santa anterior. «Lo primero que hay que hacer es limpiar la plata y el resto de elementos que han salido en procesión. Además de empezar un poco con la organización», relata Miguel Ángel Hernández, costalero y miembro de la Junta de Gobierno de la Hermandad de los Gitanos. Una vez superado el tramo inicial, la actividad entre sus miembros se intensifica a mediado de enero, fecha marcada en el calendario para el inicio de los ensayos.

En el primero, que recibe el nombre de igualá, son recopiladas las tallas de los costaleros para marcar la disposición debajo del paso. «Después, los capataces deben valorar el grado de preparación de los portadores», explica Hernández, mientras revela que en su hermandad los entrenamientos tienen lugar los domingos por la mañana, por espacio de cuatro o cinco horas. «Aunque si los capataces ven que hacen falta menos, podemos alternar un domingo sí y otro no», prosigue.

Normalmente, cada año entran entre cinco o diez personas, por lo que el caparazón de una cuadrilla suele estar formado por integrantes con mucha experiencia a la espalda. El abanico de edades abarca desde los 18 hasta los 60 años. «Si la persona está bien, se encuentra con posibilidades y mantiene la devoción intacta, puede salir como cualquier otro», sentencia Hernández.

En otro punto de la capital, a la entrada de la Real Colegiata de San Isidro (Toledo, 37), los costaleros del Gran Poder portarán bajo sus hombros a Nuestro Señor del Gran Poder y a la Esperanza Macarena por el Madrid de los Austrias. «Empezamos los ensayos el pasado 19 de enero; y los preparativos finales desde hace más o menos un mes», apunta Jesus Pompa, capataz del paso. De forma sucesiva, una semana practican los que cargan al Cristo y la siguiente los que llevan a la Virgen. Primero con unas pariguelas antiguas y más adelante, con las que recorrerán el camino.

Procesión de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima de la Esperanza Macarena, durante la Semana Santa anterior
Procesión de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima de la Esperanza Macarena, durante la Semana Santa anterior- Isabel Permuy

En torno a 70 costaleros, 35 en cada paso, componen la Hermandad del Gran Poder. El Jueves Santo, Pompa será literalmente los ojos de toda la cuadrilla. «Junto al segundo capataz, un hombre de toda mi confianza, y dos contraguías, que se sitúan al final para repetir las órdenes en la parte trasera, trabajamos para que las órdenes sean concretas y precisas», sostiene Pompa.

Zonas de ensayo

Mientras que la Hermandad de los Gitanos ensaya en un polígono industrial de Villaverde, la del Gran Poder hace lo propio entre las plazas del Conde de Miranda y de Barajas. Para ello, deben pedir un permiso previo al Ayuntamiento. Las dos hermandades coinciden en que salvo razones de causa mayor como unas obras o algún impedimento que hayan observado en años anteriores, el trazado apenas suele registrar variaciones.

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En lo que si difieren es en el gran temor meteorológico. Mientras que Hernández advierte que todos los días miran el tiempo, Pompa incide en que nadie en el Gran Poder habla de la posiblidad de inclemencias. «Esperemos que el Jueves Santo haga un día estupendo», sostiene. Por ahora, sus deseos, van por el buen camino.

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