Las crisis y las elecciones en las «potencias» europeas paralizan la UE

La Unión Europea se encuentra en una situación extremadamente inestable y España no es ni de lejos el país más[…]

La Unión Europea se encuentra en una situación extremadamente inestable y España no es ni de lejos el país más vulnerable. Aunque la crisis política española preocupa, otros países representan amenazas tanto o más inquietantes y sobre todo entre los grandes. Los más relevantes dirigentes europeos son conscientes de que después del trauma del referéndum sobre la salida del Reino Unido, el futuro del proyecto europeo está más que nunca en el aire a causa sobre todo de la inestabilidad política en países como Italia, Francia o la misma Alemania y las incertidumbres económicas crecientes en Grecia o Portugal.

«En España hay una crisis política que no permite formar gobierno. En Italia el referéndum sobre la reforma constitucional podría hacer caer al primer ministro Renzi, y en Francia y Alemania el futuro es inquietantes ante la perspectiva de un año electoral complicado. Es evidente que si se da esta situación en los países más grandes, la UE no puede funcionar con normalidad», reconocía un alto responsable político europeo.

Hace apenas dos años la principal preocupación era la crisis económica y la falta de dinamismo. La economía española es en estos momentos el motor del crecimiento en una zona euro paralizada en la que hay países que pueden entrar en zona de graves turbulencias. Portugal, si se concreta la amenaza de las agencias de calificación de degradar su valoración, y Grecia, en su sempiterno descenso al infierno de la deuda y el déficit, están al borde de la quiebra. Ambos países están pilotados por la izquierda radical.

A final de año termina el mandato del presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, garante de estabilidad en la «gran coalición»

Hasta la negociación con el Reino Unido puede acabar siendo un divorcio más o menos amistoso si se compara con los efectos de la crisis de los refugiados en las sociedades europeas, divididas entre los partidarios de acoger sin limitaciones a los que huyen de la guerra y los atemorizados por el terrorismo y la heterogenia sociocultural.

Las propias instituciones europeas atraviesan momentos de turbulencia. Hay varios países que están presionando para volver a una Europa de los Estados en la que las instituciones comunitarias se desvanezcan. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, pronunciará este miércoles en Estrasburgo el discurso sobre el estado de la Unión más dramático que jamás pudo imaginar. Hay muchas voces que le culpan de no haber hecho más para evitar la salida del Reino Unido y la figura de su poderoso jefe de gabinete, Martin Selmayr, es con mucha frecuencia el blanco de las críticas.

Los grupos políticos se preparan para decidir qué pasará a final de año, cuando termina el mandato del presidente del Parlamento, el socialista alemán Martin Schulz, al que se atribuye la garantía de estabilidad en la «gran coalición» europea entre populares y socialistas. Según las reglas de esta coalición, en la segunda parte de la legislatura el Parlamento debe presidirlo un representante popular, mientras que Schulz está ya en su tercer mandato, un récord inédito en la Eurocámara, y muchas voces -socialistas y no socialistas- consideran que debería jugar un papel en la política alemana. El problema es que en tal caso, las tres instituciones, Consejo Europeo, Comisión y Parlamento, quedarían en manos de representantes populares.

Caída de la Comisión

Los analistas se plantean ya escenarios en los que se pueden entremezclar todas las malas noticias posibles. Que en Italia el primer ministro, Matteo Renzi, pierda el referéndum y se vea obligado a dimitir, que en Francia la amenaza de la victoria de los nacional-populistas del Frente Nacional infecte toda la política del país más central de la UE o que incluso pase lo mismo en la vecina Alemania con la ultraderecha nacionalista. Que en Holanda avance la tentación de convocar un referéndum para seguir los pasos del Brexit y que en la misma Bruselas, la Eurocámara se desboque a falta de un equilibrio político y acabe provocando la caída de la Comisión Juncker.

Publicidad

Puede que la rebaja de la calificación de Portugal le obligue a pedir otro rescate, ante lo que hay serias dudas de que parlamentos como el alemán pudieran aprobarlo. Y que el Gobierno griego siga retrasando hasta el infinito la adopción de las medidas que se le piden y vuelva a entrar en una crisis de liquidez. Si en estas condiciones hubiera terceras elecciones en España, probablemente sería el menor de los temores para Europa.

Publicidad

Más información

En portada

Noticias de