La salud de Clinton toma el centro de la batalla electoral

Hillary Clinton se convirtió en la protagonista involuntaria de las ceremonias del 15º aniversario del 11S en Nueva York. La[…]

Hillary Clinton se convirtió en la protagonista involuntaria de las ceremonias del 15º aniversario del 11S en Nueva York. La candidata demócrata abandonó antes de tiempo el memorial a las víctimas de los atentados de las Torres Gemelas por una indisposición debida a una neumonía, como reconoció su campaña varias horas después de que sufriera un mareo. La candidata necesitará guardar reposo, por ello, permanecerá en su vivienda en Nueva York para descansar, tal y como ha asegurado su jefe de campaña, Nick Merrill. Precisamente, para avanzar en su recuperación, Clinton ya ha cancelado el que iba a ser su próximo viaje de campaña a California.

En un vídeo publicado en Twitter se le ve descansando con el cuerpo apoyado sobre un pilón en la acera, mientras espera a que llegue su furgoneta en las inmediaciones del memorial del 11-S, donde en su día se levantaban las Torres Gemelas. Cuando trata de acercarse a la puerta del vehículo, da un traspiés, se vencen sus rodillas y sus asistentes la agarran para enderezarla e introducirla en el habitáculo. Miembros de las fuerzas de seguridad aseguraron a varios medios locales que vieron a Clinton «marearse» cuando salía de la zona. Era una mañana de bochorno, a unos 27 grados de temperatura y humedad alta.

«Durante la ceremonia, se sintió acalorada, así que se fue al apartamento de su hija [Chelsea Clinton vive en el barrio de Gramercy de Manhattan, no demasiado lejos del Word Trade Center], y se encuentra mucho mejor», dijo en un comunicado el portavoz Nick Merrill.

El incidente ocurrió hacia las nueve y media de la mañana, durante los momentos de silencio solemne en los que se recuerda la tragedia del 11-S: el impacto del primer avión contra la torre Norte (8.46), el ataque a la otra torre (9.03), el del Pentágono (9.37), el derrumbe de la torre Sur (9.59), el choque del cuarto avión en Pensilvania (10.03) y el desplome de la torre Norte (10.28). Fue una ceremonia sobria, como otros años, con la sola presencia de autoridades y familiares de víctimas, sin discursos, centrada en el homenaje a las víctimas, cuyos nombres se leyeron uno a uno.

La ausencia más sonada fue la de George W. Bush, el que fuera presidente durante los atentados. Quién sí acudió a última hora fue Donald Trump, el rival republicano de Clinton. Como es tradicional en este aniversario, los candidatos suspendieron sus campañas. A Trump le preguntaron sobre el desmayo de Clinton y dijo no saber «nada sobre ello».

La cosa no quedará ahí. Algunos seguidores de Trump han tratado de usar la salud de Clinton, de 68 años, como arma electoral: aseguran que no está en condiciones médicas de ser presidenta. Trump, que tiene 70 años, exigió Clinton a finales de agosto que presentara un «informe detallado de su estado de salud» y que él «no tenía problema» en hacerlo.

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Los seguidores de Trump se apoyan en el mareo que Clinton sufrió en diciembre de 2012 y que le provocó una conmoción cerebral. El incidente le dejó con visión doble durante un tiempo y dio lugar al descubrimiento de un coágulo en el cerebro. El que más ruido ha metido ha sido Rudy Giuliani, el ex alcalde de Nueva York, que el mes pasado dijo que Clinton tiene pinta de estar «cansada» y «enferma». El mareo de ayer sin duda reavivará el debate.

El secretismo con el que la campaña de Clinton manejó el incidente y otras situaciones en las que se puso en cuestión la salud de la candidata demócrata tampoco ayuda. Los portavoces de Clinton tardaron hora y media en confirmar que la nominada había abandonado el recinto por una indisposición y no permitieron a la prensa acompañarla. Pero entonces, solo hablaron del acaloramiento. Tardaron mucho más en reconocer la pulmonía.

Lo hicieron a través de un comunicado de su doctora, Lisa Bardack. «La secretaria Clinton ha pasado por un catarro debido a alergias. El viernes, durante un examen para observar este catarro prolongado, se le diagnosticó una neumonía», explicó. «Se le recetaron antibióticos, y se le recomendó que descansar y que modificara su agenda. En el evento de esta mañana, se acaloró y deshidrató. La he vuelto a examinar y ahora esta rehidratada y recuperándose bien».

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La campaña tampoco dio ninguna información sobre el ataque de tos que Clinton sufrió el pasado lunes durante un mitin en Cleveland. «He estado hablando mucho», dijo la candidata con su voz ronca. «Cada vez que pienso en Trump, me dan alergias». Pero la tos que se tomaba a broma parece que es lo que ha derivado en una neumonía.

Los viajes que Clinton tenía planeados para esta semana a California y Nevada están bajo revisión, y quedan justo dos semanas para que se enfrente a Trump en el primer debate entre candidatos. Será el lunes 26 de septiembre en Nueva York.

Poco antes de las doce de ayer, Clinton salió del apartamento de su hija, con el mismo traje azul marino y las gafas de sol que vestía durante el desmayo. «Me siento genial», dijo a los reporteros que preguntaron por su estado, «es un día muy bonito en Nueva York».

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