La guerra comercial desestabiliza al FMI

La economía mundial está actualmente más tranquila de lo que se esperaba hace unos meses, pero las expectativas de crecimiento siguen revisándose a la baja. 

La economía mundial está actualmente más tranquila de lo que se esperaba hace unos meses, pero las expectativas de crecimiento siguen revisándose a la baja. Según el nuevo informe de Perspectivas de la Economía Mundial del Fondo Monetario Internacional, mostraba expectativas de una proyección del producto interno bruto mundial durante 2019 de un crecimiento de un 3,3 por ciento, 0,2 puntos porcentuales por debajo de las previsiones de enero. Para las dos economías más grandes del mundo, las revisiones se movieron en direcciones opuestas entre sí, con el pronóstico de crecimiento de EE.UU. bajó 0,2 puntos porcentuales a 2,3 por ciento, mientras que el de China subió 0,1 puntos porcentuales a 6,3 por ciento.

Conociendo que el pronóstico económico, que trata de predecir los movimientos futuros de la economía, es por definición un ejercicio cargado de incertidumbre. Las previsiones del FMI son importantes. Su red de economistas cubre la mayor parte del mundo, con 193 países incluidos en este análisis. Sus perspectivas económicas regulares influyen en las decisiones tomadas por los gobiernos y las organizaciones privadas de todo el mundo; las encuestas muestran que los altos funcionarios de los bancos centrales y los ministerios de finanzas de la mayoría de los países utilizan las proyecciones del FMI como punto de referencia o para comprobar la exactitud de sus propias previsiones. La organización es también un prestamista de emergencia para naciones en crisis. Cuando el FMI se equivoca, puede haber costos reales.

El objetivo de estas previsiones es proporcionar una cifra lo más precisa posible que refleje la información disponible en ese momento sobre la economía, teniendo en cuenta los supuestos relativos a su evolución probable y las opciones de política.

En estos datos por parte del FMI debemos de tener en cuenta que actualmente Estados Unidos está librando una batalla para reequilibrar el comercio internacional a su favor. La mayor disputa se está dando con China donde los aranceles de miles de millones de dólares sobre gran variedad de bienes. La nueva irrupción de países en desarrollo desequilibra el dominio que tenían Estados Unidos, Canadá y Europa que hace dos décadas realizaban más del 60 por ciento del comercio. Ahora este porcentaje se sitúa en el 47% con la irrupción de países en desarrollo, destacando el incremento sustancial del negocio entre las economías emergentes que se llegó a multiplicar por diez.

También el divorcio de Gran Bretaña de la Unión Europea se ha vuelto complicado, mientras que la guerra comercial de Estados Unidos con China tiene a los inversores en apuros. El coste de estos riesgos es considerable, a partir de datos de la OCDE sabemos que el 2,3 por ciento del PIB mundial está ligado a flujos comerciales que están en riesgo por un mayor proteccionismo, equivalente a casi dos billones de dólares en producción. Los aranceles más altos reducirían esa actividad. Pocos países están a salvo de una guerra comercial mundial. 

Cada vez es más difícil para el FMI vislumbrar el futuro de la economía cuando las reglas del juego han cambiado, en lo que a comercio se refiere y el tensionamiento para recuperar la hegemonía, lo que está teniendo unas consecuencias bastante incalculables, hasta no conozcamos la resolución del conflicto.

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