La alta abstención debilita a Maduro en su plan de purgar a Cabello
Nicolás Maduro consiguió el 20 de mayo la reelección que buscaba, pero la alta abstención le ha debilitado internamente. Para[…]
Nicolás Maduro consiguió el 20 de mayo la reelección que buscaba, pero la alta abstención le ha debilitado internamente. Para la comunidad internacional cualquier resultado iba a ser deficiente, dada la falta de garantías democráticas del proceso electoral, así que la abstención no le ha hecho tanto daño hacia afuera como hacia adentro.
La escasa participación fue ciertamente fruto del boicot del grueso de la oposición, pero también hubo una intencionada menor movilización del aparato del partido gubernamental, que estaba a cargo de Diosdado Cabello. Era la forma con que Cabello ?número dos en el partido, pero no del Gobierno? quería debilitar a Maduro para impedir ser 'liquidado' por este. El futuro que Maduro dé a Cabello será el más claro indicador de la posición de fuerza o debilidad del presidente venezolano a lo largo de los próximos meses.
Participación de solo el 32%
El desastre electoral de Maduro ha sido rotundo. El presidente venezolano habría obtenido en realidad solo alrededor de 3,5 millones de votos, casi la mitad de lo que oficialmente le atribuyó el Centro Nacional Electoral (CNE), que le otorgó el apoyo de 6,2 millones de votantes. Eso es lo que cabe deducir del dato de participación estimado por el Comando Estratégico Operacional (CEO) de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que reservadamente manejó la cifra del 32% (frente al 46% divulgado por el CNE), según desveló el general García Plaza, exiliado en Washington y con altos contactos con la cúpula de la FANB.
Como cabe imaginar que los votos anunciados por el CNE para los candidatos opositores son ciertos (1,9 millones para Henri Falcón y 0,9 para Javier Bertucci, principalmente), habría que concluir que el tramo de falsa participación (los 14% de diferencia entre la participación abultada proclamada por el CNE y la más cercana a la realidad estimada por el CEO) se construyó con supuestos votos para Maduro: eso nos lleva a la bolsa de alrededor de dos millones de votos falsos ya denunciada en las presidenciales de 2012 (Chávez) y 2013 (Maduro).
Plan de purgas internas
Maduro ya contaba con que habría una fuerte abstención, pero sabía que el habitual fraude electoral le permitiría maquillar los números. Aunque las cifras ficticias del CNE tuvieran que reconocer un descenso de la participación respecto a 2013, en cualquier caso le iban a dar la victoria.
Pero en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) saben que probablemente Maduro solo recibió el voto de 3,5 millones de personas reales, y eso queda muy lejos de los 15 millones que tienen el Carnet de la Patria o los 10,8 millones de familias que reciben bolsas de comida. Si bien una pequeña parte de la fuga de ese voto pudo deberse a una desmovilización controlada por parte de Cabello y ciertos cuadros del partido, el mínimo apoyo electoral cosechado ha causado alarma entre las filas chavistas sobre el lastre que supone Maduro.
Esa presunta debilidad podría llevar a Maduro a paralizar de momento su plan de purgas internas. Una vez superó las dificultades políticas de 2016 (logró la no realización de un referéndum revocatorio) y 2017 (superó las masivas protestas callejeras y la prueba de las elecciones de gobernadores y municipales), Maduro se sintió suficientemente consolidado para comenzar a apartar rivales internos. El pasado mes de diciembre 'eliminó' a Rafael Ramírez, quien fue el zar petrolero bajo Chávez y uno de los ahijados políticos de este: apartado del puesto de embajador ante la ONU, Ramírez se ha refugiado en un lugar secreto fuera de Venezuela.
Tras las elecciones probablemente le tocaba el turno a Cabello. Este primero quedó excluido de la presidencia de la Asamblea Nacional Constituyente, a la que aspiraba, y luego fue apartado del equipo político para la reelección presidencial. Maduro creó el movimiento Somos Venezuela, al margen del PSUV, y en los vídeos de campaña no apareció Cabello; sí salía, en cambio, el equipo duro del madurismo: Tareck el Aissami, los hermanos Rodríguez (Jorge y Delcy) y Cilia Flores, esposa de Maduro. Si Cabello es incluido en el nuevo Gobierno, querrá decir que el presidente está tan débil políticamente que le necesita para sostenerse; si pero si no, la purga de Cabello sería cuestión de tiempo.
EE.UU. contra Cabello
Dos días antes de las elecciones venezolanas, la Oficina para de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro estadounidense actuó contra Cabello, su hermano José David, su esposa Josefina Contreras, y su principal testaferro, Rafael Sarría. El documento les acusa de formar una red criminal de corrupción, narcotráfico y lavado de dinero.
Curiosamente, en cuanto a narcotráfico, la OFAC hace referencia solo a envíos de droga a Europa. Una fuente conocedora del volumen de información que los fiscales de Estados Unidos tienen sobre las actividades ilícitas de Cabello advierte que la OFAC prefirió dejar fuera todas las acusaciones sobre envíos de droga a EE.UU., guardándolas para el juicio que un día pueda llevarse a cabo contra él en suelo estadounidense y no tener que mostrar ahora pruebas a los abogados de Cabello si estos las solicitaban.