Juicio al supuesto yihadista que iba a inmolarse en Segovia: 'Siria me la suda'

El exmiembro de los GAL Daniel Fernández Aceña ha negado este martes en el juicio haberse convertido al yihadismo y[…]

El exmiembro de los GAL Daniel Fernández Aceña ha negado este martes en el juicio haberse convertido al yihadismo y querer atentar inmolándose en un autobús en Segovia para lo cual ha argumentado que simplemente tiene curiosidad por conflictos como el de Palestina pero ha asegurado: «Siria me la suda».

La Audiencia Nacional ha dejado hoy visto para sentencia el juicio de Daniel Fernández Aceña, para quien el fiscal ha mantenido su petición de diez años de prisión como presunto autor de delitos de adoctrinamiento y de exaltación del terrorismo.

Cuando el 12 de diciembre de 2016 fue detenido en Segovia, la Guardia Civil consideró que Fernández Aceña, condenado a 29 años de cárcel en 1985 por el asesinato del trabajador ferroviario francés Jean-Pierre Leiva, era un peligroso «lobo solitario» capaz de cometer un atentado en cualquier momento.

Además Fernández Aceña fue denunciado por malos tratos por su exesposa, con la que convivía en su domicilio de Palencia y por lo que volvió a ingresar en prisión, de la que salió en abril de 2013, desde cuando vivió ya separado en Segovia en una habitación alquilada de un piso con visitas a un centro psiquiátrico aunque ahora se encuentra preso por la causa de yihadismo.

«No soy creyente»

En su turno de última palabra en el juicio ha asegurado que el manuscrito firmado por él en el que según el fiscal manifiesta su adhesión a la yihad lo escribió en 2010 «cuando se hablaba del principio del yihadismo en Afganistán y ni existía el Estado Islámico», y que es un texto sacado literalmente de la película «Red de mentiras», sobre esta temática.

Ha agregado que en sus comentarios en las redes sociales salió en defensa de niños víctimas de bombardeos en Siria, pero sobre el conflicto en esta zona ha recalcado: «Me la suda».

También ha rebatido lo manifestado por la Guardia Civil de que uno de los indicios de su conversión a la yihad era que nunca le vieron comprar cerdo para comer.

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«Compraba todo enlatado porque no me gusta cocinar y me llevaba callos, fabada asturiana y de todo pero no carne fresca, ni de cerdo ni de vaca», ha asegurado Fernández Aceña, que ha dicho que también comía pollo asado, patadas, tortillas de patatas e incluso morcilla.

Y ha abundado: «No soy yihadista ni de ninguna religión, creo en todas y no creo en ninguna». Ha añadido que no es musulmán ni sabe hablar árabe y que no solo ha leído el Corán, sino también «la Biblia, a Escrivá de Balaguer, a José Antonio Primo de Rivera y el Libro Rojo de Mao» pero por curiosidad.

Decapitaciones

El fiscal ha mantenido que además de dicho manuscrito el acusado se adhirió a la causa yihadista en un mensaje que publicó en Facebook el 22 de noviembre de 2016 en el que comentaba que «entendía, comprendía y aplaudía que hubiera gente que se tomara la justicia por su mano».

Ha destacado que la Guardia Civil tuvo que interrumpir la investigación que realizaba sobre él y detenerle «por el riesgo que representaba» ya que incluso había manifestado su intención de inmolarse en un autobús en el centro de servicios sociales en el que ingresó tras salir en 2013 de prisión.

El fiscal ha relatado que antes de ser arrestado realizó búsquedas en internet como «masacre en Segovia», «trucos psicológicos para influir en las personas», «asesinos en serie» y «yihad.com», y tenía un manual de fabricación de explosivos.

Ha agregado que en su ordenador y en su teléfono móvil «tenía imágenes de la yihad en todas sus vertientes», con decapitaciones y ejecuciones.

El abogado defensor ha pedido la absolución de Fernández Aceña al estimar que no se ha probado que cometiera dichos delitos.

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