«Internet de las Cosas»: en una década deberás pensar diferente o te quedarás fuera

Los avances tecnológicos han permitido que el planeta gire, si cabe, aún más rápidamente. Lo avanzado en solo 25 años[…]

Los avances tecnológicos han permitido que el planeta gire, si cabe, aún más rápidamente. Lo avanzado en solo 25 años equivale, hoy en día, a cinco. Y se intuye en el sector que la tendencia irá a más en los próximos. Decidido y firme, Hans Vestberg es el máximo responsable de la firma Ericsson, actualmente uno de los pioneros en redes 5G, base sobre la que sustentará la llamada era «Internet de las Cosas». Porque la carga eléctrica y transferencia de datos requerida por diferentes objetos electrónicos es dispar. No es lo mismo un teléfono móvil inteligente que un sensor aplicado en un cultivo ni la cámara de vigilancia del domicilio. Este empresario sueco, camino de los 51 años, se unió a la empresa en 1988. Asistirá como ponente en el Mobile World Congress, que tendrá lugar en Barcelona la próxima semana.

España es uno de los países europeos con la mayor tasa de penetración de los teléfonos móviles inteligentes. Cómo va a cambiar la llegada del 5G a la sociedad? «Si hablamos del 5G, obviamente, hay una gran diferencia de la conectividad 4G a 5G. Está diseñado para ofrecer mejores velocidades. Cuando se habla del 5G, hay nuevas características de la red para permitir crear nuevos tipos de uso. Está pensado para industria, para otro tipo de consumidores, crear una infraestructura de sensores», explica. Por esta razón -asegura- esta tecnología resulta «mucho más programable» para diferentes formas de conexión. Por ejemplo, la transformación digital de los coches, cuyos fabricantes van incorporando cada vez más mecanismos y servicios de internet, así como el avance de los vehículos sin conductor. Otra posible aplicación de esta conectividad es la aplicación de un sensor diseñado para informar de una área de vegetación la cual se encuentra sin podar. «Ahí tienes que mandar una señal que sea muy débil para no consumir la energía de las baterías del dispositivo. La red tiene que entender si es un usuario, si bien un sensor o un servicio que va a utilizar esa señal para aplicar una característica u otra».

Esta innovación, preparada para el inicio de la llamada era de «Internet de las Cosas» -IoT, por sus siglas en inglés-, ha comenzado el pasado año las primeras pruebas y ensayos, aunque existen ya proyectos más avanzados para llevar el próximo año la red 5G a ciertas zonas. No será, no obstante, hasta 2018 cuando comience a expandirse. En el caso de Ericsson, un acuerdo con la teleoperadora Teliasonera, propietaria aún de la firma española Yoigo, permitirá acceder a los servicios 5G en dos años. «El 5G está aún en una fase de diseño. La industria está trabajando para definir el estándar. Queremos poner en marcha la misma red en países de África o España. La línea de sucesión se está diseñando en el periodo 2015-2020. Entonces, los fabricantes por ejemplo de telefonía móvil podrán hacer terminales 5G u otros dispositivos industriales. Estamos trabajando con varias iniciativas para definir el diseño perfecto», considera. En cuanto a los costos de inversión, Vestberg apunta que la tecnología 5G se aprovechará del despliegue de las redes LTE.

Sin embargo, debajo de los términos muy «marketinianos» utilizados para promocionar algunas innovaciones de la industria se esconde, ciertamente, una tendencia en auge. Esa llamada «Internet de las Cosas» en las que se perfila una sociedad desarrollada en la que los objetos electrónicos de toda la vida se conectan a internet para «hablar» entre ellos, ¿qué va a aportar realmente? «Obviamente, muchas cosas. Realmente, esta IoT va a llegar como el paso siguiente de la industria. Podrá aportar sensores que solo mandan información cada mes, control de seguridad mediante ?live streaming?... Para el año 2020 habrá 26.000 millones de dispositivos conectados. Habrá diferentes industrias que utilizarán sensores para intentar mejorar en eficiencia, cambiar el contacto con el cliente».

«Estar más conectados va a hacer que el mundo vaya a tener muchos más riesgos, la seguridad informática será uno de ellos. Pero, primero, habrá que trabajar en aspectos de protección»

¿Acaso la tecnología tiene un efecto democratizador? «Sí, la comunicación es un derecho para cualquier ciudadano del mundo. Obivamnete, tienes puedes intentar tener información y comunicarse con otras personas generando un mundo más transparente», considera. Cabe pensar en el futuro. Reflexionar sobre el mundo hiperconectado al que nos dirigimos. ¿Será peligroso para el ciudadano estar así rodeado? «Digamos que con todo el beneficio que la telefonía móvil, la banda ancha o los servicios en la nube que va a llegar, obviamente va a tener algunos riesgos; hablamos de ciberseguridad y control de los datos», recalca Vestberg, al tiempo que hace hincapié que «internet es aún muy jóven» y, por tanto, está en proceso de maduración. Ello implicará -dice- que los usuarios «deberán pensar diferente en diez años». ¿Ello implica que seremos «hackeables» en un futuro? «Estar más conectados va a hacer que el mundo vaya a tener muchos más riesgos, la seguridad informática será uno de ellos. Pero, primero, habrá que trabajar en aspectos de protección y seguridad de los productos, pero también habrá que hacer un trabajo de concienciación para que la gente sepa cómo protegerse».

¿Qué se esconde detrás de proyectos para conectar a las dos terceras partes del mundo? «Hemos tardado 25 años en llegar donde estamos ahora. Vamos a doblar el número de personas que van a tener acceso a internet en cinco años. Para 2020 aún faltará gran parte del planeta que no va a tener banda ancha o internet móvil. Pero la mayoría de esos 1.700 millones tendrán cobertura 2G, 3G o 4G, pero no la usarán por el precio. También faltará contenido para el idioma que utilizan o, incluso, sea tan analfabeta que no sepan ni siquiera leer. Tenemos unos años para trabajar con gobiernos en hacerles entender que la infraestructura debe estar allí y lancen servicios digitales relacionados con la salud o la educación», subraya.

«Muchas operadoras del mundo han comenzado a ensayar su propio ecosistema en la nube para, por ejemplo, ahorrar costos, ser más ágiles y eficientes»

Parte de la empresa de corte tradicional ya trabaja con herramientas «cloud» en el fortalecimiento de sus servicios y productos que comercializan. Sin embargo, aún queda mucho trabajo por realizar hasta implantar en su totalidad este tipo de tecnologías. «Cuando hablamos de ?cloud? hay varios aspectos a tener en cuenta. Ya existen servicios privados como iTunes. Esto está ocurriendo. La virtualización de las redes va a permitir ofrecer nuevos servicios. Muchas operadoras del mundo han comenzado a ensayar su propio ecosistema en la nube para, por ejemplo, ahorrar costos, ser más ágiles y eficientes», sugiere.

Otro de los aspectos en los que cree el responsable de Ericsson es en lo relativo a economía sostenible. Solidario y generoso, sin ir más lejos, su concienciación humanitaria le ha servido para recibir recientemente el premio Hunger Hero, concedido por Naciones Unidas, y que reconoce la labor que desarrolla la compañía prestando sus servicios de telecomunicaciones para la ayuda humanitaria. A su juicio, las empresas tecnológicas deben contribuir con la economía sostenible. «Una de las herramientas más importantes para llegar a cumplir las metas de sostenibilidad es la tecnología, que tiene que jugar un gran papel para hacer un mundo más verde en los próximos veinte años».

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En otro orden de cosas, Vestberg cree que la Inteligencia Artificial sustituirá a las pantallas en la interacción de los usuarios con los objetos electrónicos. De hecho, la tendencia es que los teléfonos inteligentes queden relegados en los próximos cinco años debido a esta circunstancia. «Hasta ahora, la mayoría de las cosas ha funcionado por la combinación de personas. En el futuro vamos a hacer combinaciones de personas y pantallas, ordenadores y ordenadores».

Los mundos virtuales, a su vez, los proporcionados por dispositivos de realidad virtual representan un nuevo paradigma de consumo de contenidos. Sin embargo, y pese a que este año ya está previsto la aparición de las versiones comerciales de gafas como Oculus Rift, PlayStation VR o HTC Vive, esta tecnología aún se encuentra en pañales y se desconoce si finalmente logrará la atracción del gran público. A su juicio, no tendrá un recorrido comercial muy amplio ya que dice que en el futuro se incluirá como parte de otros servicios añadidos: «Hasta ahora toda la discusión está enfocada en el consumo de juegos. Veo que, obviamente, tiene otras muchas posibilidades de uso. Hablamos de telepresencia, educación. Hay ejemplos que va a mejorar la sociedad».


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