Intento de asalto al Parlament tras instar Torra a los CDR a «apretar»

«Se nos ha acabado la paciencia, se acabaron las sonrisas, desobediencia o dimisión», gritaban los manifestantes a la vez que arremetían contra el PDECat y ERC.

Otoño caliente para recordar el otoño negro catalán de 2017. El independentismo conmemoró este lunes el aniversario del referéndum ilegal del 1 de octubre con una nueva jornada de movilización callejera protagonizada en buena forma por losComités de Defensa de la República (CDR) y el independentismo más violento, cuyas acciones -intento de asalto al Parlamento catalán anoche, enfrentamientos con los Mossos, cortes de carreteras, ocupación de las vías el AVE, fallido intento de paralizar la actividad económica...-, un año después del hito del 1 de octubre reflejan la impotencia de un movimiento secesionista que se sabe fracasado.

Por la tarde, una nutrida manifestación convocada por la ANC recorrió las calles de Barcelona para recordar lo sucedido hace un año y denunciar la intervención policial de entonces, ahora mismo, junto a la petición de libertad de los políticos presos, el único nexo común de un independentismo dividido, fracturado en su estrategia y que después de años proclamando ser la «revolución de las sonrisas» se descubre bronco y hasta violento. Al acabar la marcha, y después de que por la mañana el presidente Quim Torra animase a los CDR a «seguir apretando», frente al Parlamento catalán se produjeron escenas de violencia cuando varios centenares de manifestantes desbordaron el cordón policial y se enfrentaron a los Mossos, a los que lanzaron las vallas del perímetro mientras exigían la dimisión de Torra y del consejero del Interior, Miquel Buch.

«Se acabó la paciencia»

«Se nos ha acabado la paciencia, se acabaron las sonrisas, desobediencia o dimisión», gritaban los manifestantes a la vez que arremetían contra el PDECat y ERC. Torra y el presidente del Parlament, Roger Torrent, fueron abucheados a la vez que decenas de encapuchados se arremolinaban frente a la puerta del palacio del Parlament, donde los Mossos acabaron recluyéndose ante el acoso e intento de asalto de los violentos. Únicamente el gran portón de madera impidió el paso de una turba que acabó siendo dispersada por un fuerte contingente de los Mossos, tanto de la Brigada Móvil como de agentes que habitualmente trabajan en el Parlamento catalán, y que fueron pertrechados con elementos de defensa que se guardan en el interior del palacio.

De forma simultánea, también se produjeron graves incidentes y fuertes cargas en Vía Layetana, en el centro de Barcelona, donde varios miles de manifestantes desgagajados de la marcha principal se habían concentrado frente a la Prefectura del Cuerpo Nacional de Policía. Entrada la madrugada ya se había restablecido el orden en el centro de Barcelona.

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Los graves incidentes de este lunes -una reformulación del asedio al Parlament de 2011- son el reflejo de la deriva secesionista, a la que Torra responde plegándose a los radicales. Si el sábado los Mossos sacaban brillo a sus porras para contener la contramanifestación de la CUP -ante el enojo del independentismo más radical- ayer se refería a los CDR como sus «amigos». De forma simultánea a que esos mismos CDR mantenían cortada la línea del AVE en Gerona, o bloqueaban el macropolígono industrial del Vallés, Torra les animaba ayer a seguir con sus acciones
. «Amigos de los CDR: apretáis y hacéis bien en apretar», explicó Torra desde Sant Julià de Ramis (Gerona), el pueblo donde el expresidente Carles Puigdemont debía votar el pasado 1 de octubre, y donde ayer su sucesor reunió de forma extraordinaria a su gobierno. El expresidente aludió anoche a los violentos asegurando que «si van encapuchados no son 1-O».

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