Fondos garantizados: se nos gastó el amor

La salida de dinero de los fondos de inversión de renta variable preocupa mucho a las entidades financieras. No les[…]

La salida de dinero de los fondos de inversión de renta variable preocupa mucho a las entidades financieras. No les extraña y comprenden tal reacción de su clientela, pero temen que muchos aprovechen este movimiento para abandonar también la entidad. Por eso han puesto a trabajar a tope a sus ingenieros financieros con el objetivo de que elaboren productos que resulten atractivos para quienes huyen de sus fondos en busca de un menor riesgo. Tarea difícil para los ingenieros en un momento en el que nada es lo que parece en el mundo de la inversión y mucho menos la renta fija, recurso y refugio cuando la renta variable se ve rodeada de incertidumbres y amenaza jornadas de pérdidas. Pero, los ingenieros han recurrido de nuevo a las palabras mágicas que sacaron a sus bancos y cajas de difíciles situaciones en el pasado: fondos garantizados. Sin embargo, y como dice la canción al referirse al amor, las virtudes de este tipo de fondos "se nos han gastado de tanto de usarlo". Las palabras, como el dinero, no tienen siempre el mismo valor y sufren cambios en sus significados, lo que le ha ocurrido a este producto en sus más de cuatro lustros de vida. 

Este tipo de fondos toman como referencia la evolución de uno o varios activos o mercados y, a partir de ahí, ofrecen unas posibilidades de rentabilidad en un periodo largo de tiempo tan exiguas que no compensa el riesgo que se asume. Bien es verdad que tal riesgo queda amortiguado por la garantía, aunque ésta puede ser total o parcial y no suele incluir los costes ajenos a la gestión del fondo. Bajo estas dos palabras tan aparentemente tranquilizadoras, el fondo garantizado es un producto complejo donde entran en juego muchas variables que resultan de difícil digestión para quien no tenga una cierta cultura financiera.

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