Finanzas, la asignatura pendiente de los españoles

Los conocimientos que los españoles tienen sobre temas financieros y sobre alternativas de inversión "son muy deficientes". Incluso en el caso de los inversores este conocimiento resulta "decepcionante", según se desprende del Barómetro de la Confianza del Inversor Español 2017, elaborado por Laura Núñez, profesora de Finanzas de IE Business School, y Ana Cristina Silva, profesora de Finanzas y directora del Financial Capability Centrer de Merrimack, y en cuya presentación, celebrada hoy, participaron José Carlos Sánchez-Vizcaíno, director de Depositaría de Fondos de Cecabank, y Mario Alonso, presidente del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España (ICJCE).

Los conocimientos que los españoles tienen sobre temas financieros y sobre alternativas de inversión "son muy deficientes". Incluso en el caso de los inversores este conocimiento resulta "decepcionante", según se desprende del Barómetro de la Confianza del Inversor Español 2017, elaborado por Laura Núñez, profesora de Finanzas de IE Business School, y Ana Cristina Silva, profesora de Finanzas y directora del Financial Capability Centrer de Merrimack, y en cuya presentación, celebrada hoy, participaron José Carlos Sánchez-Vizcaíno, director de Depositaría de Fondos de Cecabank, y Mario Alonso, presidente del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España (ICJCE).

El barómetro establece que el 45 por ciento de los inversores no cuenta con los conocimientos financieros básicos necesarios para invertir y que el 50 por ciento conoce la obligación que tienen las entidades emisoras de auditar sus cuentas. Este porcentaje sube en el caso de los inversores que tienen acciones, en los que la auditoria adquiere mayor importancia. En opinión de Mario Alonso, este dato refleja "la falta de cultura financiera que hay en nuestro país, ya que solo la mitad de los inversores sabe que las entidades financieras tienen que auditarse". Añade que los auditores "tenemos un papel fundamental para luchar contra la corrupción y los fraudes. Nuestra labor es preventiva y con ella conseguimos que el fraude se reduzca". 

El estudio también señala que el inversor conoce bien aquellos productos en los que específicamente ha invertido, con la excepción de los seguros de ahorro, y esto sugieren, según Laura Nuñez, que "es posible que la experiencia de invertir en instrumentos financieros incremente la competencia financiera de los individuos". Sin embargo, en su opinión, "dada la coyuntura económica de la última década y la creciente sofisticación de los mercados financieros, capacitarse mediante la inversión no parece ser la manera más óptima de tomar decisiones financieras".

Tanto el inversor como el resto de la población consideran que los escándalos financieros y la corrupción suponen un freno a la inversión, junto a otros motivos como la percepción de riesgo elevado en inversiones e intermediarios, la situación de crisis económica y la falta de conocimientos para analizar las alternativas de inversión disponibles.

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El inversor desconfía del sistema financiero

La confianza del inversor en el sistema financiero, al igual que la del conjunto de la sociedad, no alcanza el aprobado. No obstante, según el barómetro, la valoración que otorgan tanto ciudadanos como inversores a algunas de las características más importantes de las entidades financieras, como transparencia, honestidad, profesionalidad y solvencia, reciben el aprobado. La profesionalidad y la solvencia obtienen mejor calificación que la transparencia y la honestidad y los bancos son los mejor valorados en términos de profesionalidad y solvencia y las auditoras en temas de transparencia y honestidad. Según Mario Alonso, "a pesar de la desconfianza en general que existe por parte de los ciudadanos hacia las instituciones financieras, es de destacar que las ganadoras en materia de transparencia y honestidad seamos nosotros, las auditoras. La auditoría no se entiende sin una ética profesional intachable". 

Respecto al objetivo de mejorar la confianza del inversor respecto a las entidades financieras y depositarias, José Carlos Sánchez-Vizcaíno afirma que "las entidades depositarias estamos invirtiendo en capital humano y en sistemas de control para mejorar la protección del inversor y, con ello, mejorar su confianza". 

Los planes de pensiones, los favoritos

El producto más popular entre los inversores es el plan o fondo de pensiones, según establece el barómetro, seguido del fondo de inversión, de la inversión en acciones cotizadas, de los seguros de ahorro y de valores de renta fija. Asimismo, la experiencia reportada por los inversores con relación a los activos financieros que poseen es, en general, bastante positiva. En el caso de los fondos de pensiones e inversión, las experiencias negativas están en torno al 15 por ciento de los casos, mientras que para las acciones se sitúan en el 25 por ciento y para los seguros de ahorro y la renta fija por debajo del 10 por ciento.

El barómetro también recoge que el 81 por ciento de los inversores al plantearse una inversión en fondos tuvo en cuenta qué entidad era la depositaria. En opinión de José Carlos Sánchez-Vizcaíno, "este porcentaje tan elevado nos anima a seguir trabajando en la protección de los partícipes. Nos esforzamos en proteger las inversiones de las familias".

A juicio de Laura Nuñez, las dos conclusiones del barómetro que resultan más relevantes de cara a diseñar estrategias que fomenten unos hábitos responsables y saludables de ahorro e inversión en la sociedad española son que es necesario elevar los conocimientos financieros básicos de la población y los específicos sobre las alternativas de inversión disponibles y que es imprescindible restaurar la confianza en el sistema financiero español, garantizando mediante la regulación y la supervisión que las entidades desarrollen su actividad en base a estándares de mejores prácticas y criterios exigentes de profesionalidad, honestidad y transparencia. Añade que "la consecución de estos dos objetivos -mayor conocimiento financiero y mayor garantía de buenas prácticas en las entidades financieras- contribuiría de una forma radical y significativa a incrementar la confianza de los ciudadanos en el sistema financiero y a fomentar una cultura positiva no solo hacia el ahorro sino especialmente hacia la inversión".

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