El Plan E de Angela Merkel

¿Tendrán los millones del plan de crecimiento de Merkel el mismo destino que los 10.000 millones del Plan E de ZP?

La canciller ha vuelto a esconderse tras una nube tinta,
como el calamar. El tan cacareado plan de crecimiento de 130.000 millones ha
servido para acallar las reivindicaciones del recién estrenado Hollande y para
reforzar los apoyos de Monti y Rajoy a su política de austeridad, que ya
empezaban a resquebrajarse. La declaración de los "cuatro pilares del
euro"
(como coincidió en calificar la prensa europea) ha servido para
calmar los ánimos de griegos, portugueses, irlandeses, italiamos y españoles.
Pero, también, ha permitido que la "canciller de acero" (su tozudez
supera con creces la determinación de Margareth Thatcher) se mantenga en sus trece
de que los objetivos de reducción de déficit y los plazos acordados no se
moverán.

130.000 millones de euros a repartir, se supone, entre los
díscolos PIIGs, más Chipre, no es que den para mucho. Máxime si cada uno debe
contribuir con su cuota parte en el futuro fondo de ayuda. Sin embargo, hay que
reconocer que peor es nada y que en España caerán poco más de lo que supusieron
los 10.000 millones del Plan de E de Rodríguez Zapatero. La cuestión es si este
dinero tendrá el mismo destino, pues en España quedan todavía muchas aceras por
pavimentar y siempre vamos a encontrar un solar para construir un moderno
polideportivo.

¿Habrá el mismo despilfarro?

No sé si los europeos son conscientes del despilfarro que
supuso el Plan E o del que ha supuesto la administración de los fondos
estructurales. Pero me temo lo peor y es una pena, porque aunque sea una
minucia, bien administrados esos 10.000 millones, que dice Margallo que
finalmente nos legarán, podrían tener un efecto multiplicador de cinco veces.
Servirían al menos para demostrar que sabemos hacer las cosas con cierta
cabeza. Ojalá, Alemania pusiese tanto empeño en sacar el jugo a esos 130.000
millones
como lo pone en obligar al ajuste del gasto en los límites y términos
previstos.

Aunque lo dudo, porque de haberse preocupado por hacer bien
los recortes, además de decir en cuánto y cuándo, habrían también dicho cómo.
Mientras, Angela Merkel sigue avanzando hacia la fecha de las elecciones
alemanas con su discurso de austeridad a ultranza que tanto gusta al 65% de los
alemanes.
Es curioso que, en definitiva, el objetivo de reducción del déficit
público al 3% del PIB, que fija el pacto de estabilidad a los socios de la UE,
coincida con la elecciones alemanas.

Merkel quiere presentarse ante los electores como la
domadora de indómitos PIIGS. Y el caso es que lo vio antes que ninguno. Y para
llegar a 2013, va soltando "miguillas de pan" para que las recesivas
economías del euro no mueran de inanición. El problema es que no lo va a
conseguir... y será la próxima víctima de la crisis
(Brown fue el primero,
siguió Berlusconi, ZP... y Sarko). Hoy, es una auténtica superviviente en el
Eurogrupo. La cuestión es si verá caer a los sucesores de sus primeros
homónimos, que también llevan camino de ello: Rajoy, Hollande, Cameron...

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