El hombre que vistió a Picasso
Michel Sapone creó cientos de prendas para Picasso y acabó convirtiéndose en un amigo íntimo, al igual que ocurrió con[…]
Michel Sapone creó cientos de prendas para Picasso y acabó convirtiéndose en un amigo íntimo, al igual que ocurrió con su barbero, Eugenio Arias. Otros artistas, desde Joan Miró hasta Zao Wou-Ki, también recurrieron al humilde sastre italiano y le pagaron con su arte. Una exposición en Christie's París (del 1 al 10 de este mes) cuenta ahora su historia. En las fotografías de la escena artística de Niza tomadas entre 1950 y principios de los setenta, hay un personaje que aparece constantemente. Inmaculadamente vestido y luciendo un bigote muy poblado, el sastre Michel Sapone se convirtió en confidente de artistas como Alberto Giacometti, Hans Hartung y Pablo Picasso.
Esta exposición arroja luz sobre la vida de Sapone, con más de 100 documentos, fotografías de archivo y obras de arte originales, recibidas como pago por vestir a algunos de los artistas más grandes del siglo XX. «Pensamos que era el momento de colocar a Sapone en el lugar que merece», explica Tudor Davies, director del Departamento de Arte Impresionista y Moderno de París, un proyecto que nunca se ha hecho antes.
Sapone recibió su primera obra de arte a cambio de un traje hecho para el artista florentino Manfredo Borsi. El sastre afirmaba: «Nunca había visto una pintura en mi vida, yo miraba a las mujeres». Poco a poco se encontró vistiendo a un creciente círculo de artistas. Cada nueva prenda daba como resultado una nueva obra de arte.
De todos los artistas a los que vistió fue Picasso con el que tuvo una relación más estrecha y duradera. «Sapone fue presentado a Picasso por otros dos artistas cuando llegó a Niza en 1948», explica Davies. Entre ambos había una gran conexión: ambos eran del Mediterráneo y compartían el temperamento de la región. Hablaban de sus paisajes, de los lugares que habían visitado siendo niños.
Más de 100 chaquetas y 200 pantalones
Según Luca Masia, autor del libro «Il sarto di Picasso», Sapone vistió a Picasso durante 16 años: le hizo más de 100 chaquetas y 200 pantalones. Una de las primeras prendas que creó para Picasso fue un par de pantalones a rayas como homenaje a un «Autorretrato» de Gustave Courbet. Otras prendas incluían una camisa de estilo cubista que Picasso sólo llevaba en privado, y trajes diseñados expresamente para alargar el cuerpo de Picasso.
Sapone tenía un escaso conocimiento del mundo del arte. «Creció en una familia pobre de clase obrera, pero tenía un sentido innato para lo que era hermoso», revela Davies. «Sentía una gran curiosidad por la forma en que creaban los artistas. Construyó un conocimiento del arte, no a través de una educación formal, sino a través de los intercambios que hacía con ellos».
Unas fotografías tomadas en el 75 cumpleaños de Picasso muestran que el artista llevaba un abrigo de terciopelo rayado, que era un regalo de Sapone. Si éste estaba cautivado por sus artistas clientes, éstos parecían igualmente interesados en él. Sapone era discreto. Por eso no sólo era su sastre, también su confidente. Así, en la exposición se incluye una carta de Zao Wou-Ki. En ella le pide a Sapone que le aconsejara si debía comprar un terreno o no. Más tarde le pidió lo mismo Hans Hartung.
Excéntricas peticiones
Entre las peticiones más excéntricas de Picasso estaba un kilt. Una fotografía, presente en la exposición de París, muestra al artista luciendo un enorme abrigo de montaña de estilo yugoslavo, con muchos bordados. «Picasso lo usaba como si fuera rey de Yugoslavia», dice Davies. La ropa de Sapone era muy especial y eso le gustaba a Picasso, pues le ayudaba a proyectar su gran personalidad.
Poco a poco las paredes de la tienda de Sapone se cubrieron de obras de arte. Colgaba obras en los vestuarios. En la muestra se incluye el libro original de Sapone, que registra las medidas de clientes como Picasso, Miró y Giacometti. Este último era muy alto.
El 1 de abril de 1960 Picasso lo retrató en un dibujo con un pez grande. «Lo hizo excepcionalmente fálico». Se exhibe junto a una fotografía de Picasso riendo mientras dibujaba y Sapone, respondiendo al trabajo terminado. Capta la gran camaradería entre ellos. Aunque Jacqueline Roque, su última esposa, restringió mucho el acceso al artista, la familia Sapone era muy discreta.
En 1972 se creó en Niza la galería Sapone, fundada por su hija y su yerno, Aïka y Antonio Sapone, que apoyó a artistas como Hans Hartung, Alberto Burri y Alberto Magnelli.